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Había mucha gente en el polideportivo de la escuela. Tal vez se debiera a que todos los adolescentes de Paradise esperaban este evento con ansias, pues era uno de los pocos donde podían lucirse, pero aquí estaban todos.Amelia entró del brazo de Zack, y varios los miraron de arriba abajo.
Era un poco extraño, porque la popular allí era ella. Había ganado cierto reconocimiento no sólo entre sus profesores por tener muy buenas calificaciones, sino también entre los estudiantes por su forma de ser, el decir la verdad sin tapujos, y mostrar tanta seguridad en sí misma. Había demostrado que no se necesitaba ser rubia y de ojos azules para llamar la atención, ni ir mostrando la piel para atraer a los chicos. Además, iba acompañada del nerd de la escuela, pero lucía como si hubiese conquistado al capitán del equipo de fútbol.
Era algo totalmente distinto a lo que cualquier adolescente pudiese soñar o dar por sentado, su vida antes fue muy, muy diferente, así que iba a disfrutar todo esto. No se había propuesto ser popular, ni mucho menos, pero esto había sido inevitable, pues ella, literalmente, estaba muy adelantada para su época.
La noche empezó a transcurrir de manera tranquila y normal. Zack le trajo bebidas, bailaron un rato, charlaron con otros compañeros, y en general lo estaban pasando muy bien. Amelia se dio cuenta ya un poco tarde que Damien también había ido, pero su pareja parecía muy decepcionada de él, pues no la había sacado a bailar sino una vez.
—¿Qué hora es ya? —le preguntó a Zack, pues ella no había traído reloj, ya que no lucía con su vestido.
—En cuarenta minutos debes estar en casa.
—Oh, qué rápido se fue la noche—. Él se encogió de hombros sonriendo—. Ya vengo —dijo ella tocando su brazo—. Tanto ponche hizo su efecto —Zack volvió a reír. Amelia era tan original. Seguro que otras chicas no anunciaban de esa manera que necesitaban ir al baño.
Amelia salió del baño luego de revisar que el escaso maquillaje que se había aplicado siguiera en su lugar. También el peinado, así que se dirigió hacia donde la esperaba Zack. Pero Damien prácticamente se atravesó en su camino, y con brusquedad, le tomó un brazo conduciéndola a un pasillo más bien solitario, y a pesar de que gruñó y casi gritó, no la soltó, ni nadie vino en su auxilio.
—¡Me haces daño, idiota! —exclamó ella zafándose al fin y alejándose varios pasos, pero él le fue detrás y la atrapó entre la pared y su cuerpo.
—Tú y yo tenemos que hablar.
—No sé de qué. ¡Aléjate!
—Todas estas semanas me has estado evadiendo como si yo tuviera una enfermedad contagiosa, y no voy a permitir que las cosa así. ¡Me debes muchas explicaciones!
—Y tú, bruto, ¿no encontraste otra manera de hablar conmigo? ¿Esta es toda la civilidad que tienes?
—¡Y a qué horas te iba a hablar si nunca me das el chance! —le apretó aún más el brazo y la sacudió un poco— ¿Por qué andas todo el tiempo con Zack? —preguntó entre dientes—. Yendo de un lado a otro, hablando y sonriendo como si fueran muy amiguitos, y hasta viniste con él al baile. ¿Por qué? ¿Es que te gusta él más que yo?
—¡Sí, toda la vida! —le gritó ella—. ¡Zack es mucho mejor persona que tú!
—¡Por qué! —contestó él en el mismo tono—. Luego de todo lo que me dijiste, luego de... ¿Por qué de repente ya no te gusto, ni te intereso? ¡Por qué mi hermano, joder! —algo en el tono de Damien hizo que Amelia se quedara en silencio. Él no parecía furioso, sino de verdad herido—. Dios, decían que las mujeres eran difíciles de comprender, pero tú definitivamente eres algo. Dime, por favor, ¿por qué de repente empezaste a comportarte así? Tú me gustabas de verdad, ¡lo sabías! —Amelia bajó la mirada. Él le hablaba casi a gritos sobre su cara, pero ella conocía ese tono. No era el tono quebrado que buscaba llamar la atención. Él en realidad estaba confundido.
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Anhelo de amor
RomanceCuando en la vida sólo has tenido desamor y traición, cuando todos tus sueños fueron destruidos sin piedad, cuando tu fe en el amor fue roto como un simple papel, sólo te queda fingir que no te importa y seguir adelante, aunque en el fondo... sí te...