ITACHI X HINATA [FINALIZADA] (En Cambio no)

Quizás Bastaba Respirar.

Corría... Corría con todas sus fuerzas. El dolor sobre su pecho se hacía más grande a cada paso que sus pequeños pies daban.

Aquella noticia llegaba a su joven vida destruyendo todo a su paso. Su madre... Su refugio, el único ser que en su fragilidad no veía debilidad, solo el más grande corazón. Se había marchado para siempre...

Detuvo su marcha justo en los límites de Konoha, desorientada en aquel bosque espeso, viendo todo dar vueltad sobre ella... Sus últimas palabras....

"-Debés ser fuerte pequeña mía, siempre viviré en ti-" y aquellos dulces ojos apagandose. Gran precio a pagar al nacer su pequeña hermana tan idéntica a su padre, tan distinta a ella.

Se hizo un ovillo en el cesped, con la respiración entrecortada, doliendo su alma... Su cuerpo, su ser.

Unos pasos le alertaron, alguien se aproximaba a ella con calma. Vio la sombra más grande que ella, la pequeña de 4 años observaba al niño de 10 años que le observaba atento.

-¿Estas bien pequeña?- aquel rostro serio, tenia un tinte gentil. Sus cabellos oscuros y lacios caían por sus mejillas varoniles, rasgos fuertes para un niño unos años mayor que ella.

Su rostro rojo y sus preciadas perlas irritadas por el llanto fueron más que una respuesta. El se sento a su lado, y de un movimiento fuerte pero sutil la atrajo hacia el. Acaricio los cortos cabellos azulinos de la pequeña con extrema gentileza.

-Todo estara bien, estoy seguro que esa persona no querría verte así- aquellas palabras le dejaron helada por completo, aquel niño sabía el motivo de su llanto, el sabía que su madre... El simple pensamiento la rompió nuevamente, y aquel niño mayor no le reprimió, no le llamo débil como su padre y simplemente le acompaño silenciosamente en su calvario.

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Pasaron las semanas, y siempre lo encontraba en aquel lugar recondito. Al principio volvia por que era un espacio solitario donde llorar, pero luego la necesidad de volver a aquel lugar se había acrecentado y era simplemente por verle a el.

No sabía su nombre, pero sabía que le gustaban los dangos, y que tenía unas prominentes marcas de expresión bajo sus ojos, como si a su corta edad llevara la presión del mundo sobre sus hombros.

Aquellos encuentros silenciosos se habían vuelto una costumbre habitual en ellos. Y aquel pequeño corazón de Hinata empezaba a mostrar su emoción al estar frente a aquel silencioso niño.

-Creo que ya no podremos vernos Hinata-san- ¿en que momento le dijo su nombre? ¿Como lo supo? -Pronto este lugar no será seguro, y una dulce niña como tu podría correr peligro- se acerco a ella, y entonces su pequeño corazón empezo a palpitar tan fuerte que temió fuera escuchada por el -Se que pronto serás más fuerte, y entonces nos volveremos a ver- le dio un suave toque con sus dedos en la frente, y observó aquel redondo y dulce rostro tornarse completamente rojo. -Sayonara Uzagui- refiriéndose cariñosamente a ella.

"Esas palabras que nunca escucharás, las sumerjo en un lamento, haciéndolas salir son todas para ti una por una aquí"

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Tal como dijo aquel gentil niño que acompaño su luto por casi un año, las cosas en Konoha no estaban marchando del todo bien. Vientos de conflicto se respiraban dentro y fuera de sus murallas, y ella no le había vuelto a ver.

Esa noche, había sido humillada por su padre debido a su ineficiencia en los entrenamientos dentro del clan. Olvido las palabras de aquel gentil niño, y se sumergió en el bosque desesperada por escapar de su realidad, de las palabras de aquel cruel hombre que le había engendrado.

Una indefensa niña de 5 años corriendo sin rumbo fijo lejos de la seguridad de su clan, de su pueblo... Aquello no paso desapercibido por unos ojos carmesí que le siguieron todo el trayecto, hasta que se topo con una desagradable imagen.

Ninjas forasteros la tenían, la pequeña forcejeaba pero había sido inmovilizada por ellos. Los valiosos ojos Hyuga, los de un miembro de la rama principal. Todo un tesoro para aquellos mercenarios que para su mala suerte iban de paso por el bosque de Konoha.

Lo ultimo que ella vio fue un joven enmascarado irse sobre sus captores, y luego su consciencia se había desvanecido.

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Frío... La brisa helada la sacaba de aquella inconsciencia. Estaba sobre los rostros de los grandes ninjas que habían guiado Konoha, los Hokages.

Empezo a aclarar su vista y entonces lo vio...

Le observaba serio, no podría precisar si estaba molesto o simplemente era su gesto. Hasta que su jovial voz le saco de sus pensamientos.

-Te dije que ya no era seguro...- parecía decepcionado, y entonces algo dentro de si se partió, sus ojos se quebraron y empezó a llorar avergonzada de haber defraudado a aquel misterioso amigo suyo... Le había salvado la vida, había arriesgado la suya... Todo por su imprudencia.

-go... gomenasai- no podía completar con un nombre, un apellido... era tan mala amiga que no sabía con quien estaba tratando.

-Me preocupaste- aquella simple frase, hizo su corazón apretujado ensancharse. Ella le importaba a el.
-Por cierto... Itachi Uchiha- y de nuevo aquel toque en su frente.

-Itachi-san- susurro con sus manos frente a su rostro y un sonrojo. -Arigatou- dijo a penas, pero el le había escuchado.

-nos vemos, cuando seas más fuerte- sonrió, si. Su rostro tan tranquilo y perfecto le sonrió, se coloco su mascara y se marchó para unirse a la noche y seguir en su vigía.
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Holaaaaaa esta es una nueva historia. Pasen! Lean! Y comenten para que llegue a más fans de ItaHina!!