5. El siniestro chivo

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Hace ya algunos años antes de que yo naciera, mis padres y mis hermanos mayores vivían en una colonia en un cerro en México.

La casa donde vivían era un estilo de vecindad con todas las casa alrededor de un pequeño monumento, como una glorieta, y se comunicaban entre plazas por un pequeño pasillo, más sin embargo por problemas entre plazas bardearon los pasillos para evitar más problemas.

Una noche mientras todos dormían, mi papá que se había quedado despierto un poco tarde, escuchó ruidos en la azotea como si alguien estuviera golpeando a su perrito, así que tomo rápidamente un machete (que siempre ha tenido en el respaldo de la puerta) y subió a la azotea para ver qué era lo que sucedía.

Cuando llegó dice que el perro estaba totalmente cohibido en un rincon, chillando, y todos los perros de los alrededores ladraban sin cesar hacia un pequeño arbusto junto al monumento de la plaza, mi papá se asomó para ver qué era lo que estaba ahí,  al poner atención observó que algo había salido del arbusto, era un pequeño chivo color café y blanco.

Lo extraño es que apesar de estar en el cerro era una zona urbana, sin rancherías cercanas, así que papá bajo de la azotea y lo único que pensó fue quizás alguien iba a tener fiesta y se le escapó el platillo.

Al abrir la puerta de la casa para salir e intentar atrapar el chivo, se lo topó frente a la puerta y el chivo comenzó a realizar movimientos como de embestir (ya saben con las pezuñas rascando el suelo y moviendo la cola), papá sabía lo peligroso que eso podría ser, así que mi papá con el machete en la mano fue tras él,  pero el chivo corrió en sentido contrario a mi papá.

Mi papá trataba de atraparlo, pero el chivo lo burlaba, no se dejaba atrapar, hasta que por suerte el chivo se metió al pasillo donde estaba la barda de más de dos metros, mi papá cantó victoria pues pensaba que por fin estaba acorralado, no tenía a dónde más correr.

Mi papá al dar la vuelta y meterse al pasillo que estaba totalmente obscuro, se llevó la sorpresa más grande pues no había nada, pensó que quizás el chivo se había refugiado en la oscura esquina de aquel callejón sin salida, se acercó lentamente, al llegar y topar con la pared comenzó a sentir muy extraño, su cuerpo se llenó de escalofríos.

Los escalofríos más horribles que según él ha sentido en toda su vida, al voltear a su derecha vió como un par de ojos pequeños se abrían en esa esquinita obscura y lúgubre mirándolo fijamente, con una malicia que podía congelarte el corazón.

De inmediato mi papá aterrado e impresionado de ver por primera vez algo como esto, retrocedió, y comenzó a gritar de asustado. Corrió tan fuerte como pudo hasta su casa, con su corazón a punto de un colapso, despertó a mi mamá y cerró todas las puertas y ventanas. No pudo dormir de tan solo recordar esos ojos rojos con pupilas dilatadas observándolo desde lo más obscuro de la calle.

Al amanecer mi papá aún estaba en shock, pero ya estaba listo para irse a trabajar y olvidar todo lo sucedido. Cuando salió de la casa, un vecino de la plaza de a lado, estaba muy desesperado, necesitaba que alguien lo ayudará, ya que aparentemente su esposa estaba muy mal herida.

Mi papá al ser de los pocos con carro en la colonia, en ese entonces, se acercó y se ofreció a llevarla a urgencias, el señor muy agradeció, aceptó y se apuraron para ir por la señora y subirla al carro para llevarla al hospital.

La señora estaba muy mal herida, tenía la cara muy hinchada y morada con mucha sangre, se doblaba del dolor, no podia ni caminar. Al llegar al hospital, los dejó y después él se fue a trabajar.

Semanas después, se topó en la calle al esposo de la señora y le preguntó lo que había pasado, y que cómo estaba su esposa...

El señor dijo:
“Se que pensaras que estoy loco, pero mi esposa se despertó en la madrugada, por qué en el patio de la casa se escuchaba mucho ruido, salió al patio para asomarse, cuando de pronto, de la nada salió un chivo, comenzó a golpearla, con tal fuerza que le quebró 3 costillas, le fracturó una pierna y le causó contusiones severas en la cabeza... No se de dónde salió, pero cuando la escuché gritar salí corriendo y solo alcance a ver como un chivo de color negro brincó al techo de la casa para huir. Mi esposa lamentablemente esta en coma...".

Papá quedó atónito, no sabía si era el mismo chivo, que cambió de color o si él había visto mal, solo sabía que no había algo normal en aquel siniestro animal.

La señora nunca despertó...

Gmo JCR

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