Funeral

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En un día de lluvia torrencial, llegó la muerte a orar. Flores negras y grises, dejó en el ataúd de la vida. Lágrimas cayeron de su rostro esquelético, inundando el blanco féretro.

Llovía con gran estruendo, mientras nuestro compañero gris, caía al suelo de ilusiones. Sus ojos llenos de negra noche, lamentaron con dolor, el fin de la vida.

Fiel e inigualable, la muerte nunca deja su lugar. Observa la lluvía, mientras escucha los quejidos del herido. ¡Oh muerte! Tú sos fiel servidor, arrancado del más alto risco. Tú compañero de tragedias, sos más que nadie y menos que todo.

Sentir el desprecio era algo normal para él, sentir todos los malos deseos era parte de su vida. Muerte bendecida de desgracias, en la incertidumbre del amor. Tus sonetos eran tiesos y sin tenor. ¡Oh! qué maldita es la bendición.

𝐏𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐥𝐢𝐫𝐢𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora