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— ¡Despierta! — Gritó aquel pequeño niño mientras saltaba sobre el estómago de su ahora tutor.

Rusia dejó salir un alarido adolorido, mientras que abría rápidamente los ojos con sorpresa.

—Yucatán, cielo, son las 3 de la mañana...— Dijo Rusia aún con el dolor en su estómago. Aquel pequeño había engordado un poco desde la muerte de su hermana.

— ¡Tuve ese sueño otra vez!— Se quejó el pequeño.

Con un suspiro pesado, el ruso se levantó de la cama, cargando a Yucatán en sus brazos. —Está bien, vamos a ver tu habitación...

No era esta la primera vez que Yucatán, el menor de 45 años tenía aquel "horrible sueño". Pero ¿Quién lo culpa? Aun soñaba que su padre estaba en su habitación, escondido bajo la cama. Lo extrañaba demasiado.

— ¿Lo ves? No hay nada — Suspiro el Tricolor mientras caminaba dentro de la habitación del niño. —Yuca... — Suspiro Rusia al llamar al pequeño por su apodo. —No dejaré que nada te pase, siempre estarás conmigo...

[...]

—Recuerda que te recogeré a las 4, ni un minuto más. —Dijo Rusia mientras abrochaba el cinturón de seguridad alrededor de Yucatán, para después arrancar su camioneta.

Desde la desaparición de México, Rusia comenzó a dejar a Yucatán con Canadá en un horario de 8 am a 4 pm. En este lapso asistía a juntas, hacia papeleo, compraba lo necesario y básico para el hogar y sobre todo seguía su búsqueda por México.

No había registros de ningún vuelo a Perú, era como si el avión donde México viajo simplemente hubiera desaparecido, o nunca hubiera llegado.

—Canadá me invitó a comer. ¿Puedo quedarme hasta las 6? — Preguntó Yucatán con inocencia —Comeremos carne de venado...

—No lo sé Yuca, no podré venir por ti... —Comento Rusia sin quitar la vista del volante.

—Le pediré a Canadá que me lleve se regresó... — suplico el menor — Por favor...

—Yuca... —Vocifero Rusia mientras estacionaba el auto en la cochera de Canadá— Baja del auto, si Canadá dice que puede llevarte a casa te dejare quedarte solo hasta las 5:30 —Ordeno Rusia, pensando en lo que México diría.

El pequeño bajo del auto corriendo, abriendo la puerta rápidamente y encontrándose con aquel hombre alto, fuerte y humilde que tanto amaba. Por otro lado, Rusia bajo lentamente, pensando en lo que México pudiera estar haciendo, aun no podía abortar, pues escasas 4 semanas habían pasado desde que se fue, la esperanza de encontrarlo, arreglar las cosas y tener a su bebe en brazos seguía tan viva como el mismo.

—Hi, Little boy — Dijo Canadá mientras alzaba con felicidad a Yucatán en sus brazos. — ¿te dieron permiso de quedarte un poco más tarde?

—Rusia quería saber si puedes llevarme a casa después de cenar, el estará ocupado... — contesto Yucatán mientras abrazaba el cuello de Canadá.

—Claro

Rusia le dejo el dinero a Canadá que habían acordado, pues Canadá le pedía que le diera 5 dólares a la semana para comprarle cosas a Yucatán de vez en cuando.

El soviético no perdió ni un segundo, sabía el itinerario diario, y después de dejar a Yucatán con Canadá debía ir a la comisaria para seguir con el registro de la búsqueda de México. Rusia no era idiota, sabía bien que si quería encontrar a México debía ir por su cuenta a buscarlo, pero tenía a 3 niños que cuidar, y no podía llevarlos a todos, sin contar sus asuntos como país y las juntas de ONU.

Jazba RussMex [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora