Una Cruzada en Nueva Londres I (Variante)

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— ¡Jet Lag!, lo detesto, aun me siento mal— Pensó la hermana Paciencia al ir de camino hacia la Basílica Catedral de Nueva Londres, ya tenía quizás un par de horas que la noche había dejado caer su manto, se sentía desorientada y no tenía mucho tiempo para reponerse y en la tableta que ella ya se había encargado de re programar y cambiarle el sistema operativo por uno de su propia autoría, examino la imagen y el vídeo borrosos de la cadena de televisión local al pie del cual se leía, ángel avistado en ciudad norteamericana.

—¿En verdad me envió la oficina para asuntos relacionados con la fe a investigar esto?, Debería seguir cuidando mi ciudad aunque espero que Libertador y El Guardián basten para tal cometido por ahora—, Meditaba ella mientras seguía analizando esta evidencia tan vaga y además las ordenes incluían hablar con posibles testigos.

El taxi se detuvo frente a la imponente construcción de estilo gótico; ella pago a la conductora quien hablaba mucho menos ingles que ella y tras de ser ayudada por ella a bajar sus fardos y tocar el timbre de la sacristía, entró escoltada por el sacristán quien mostró sorpresa, pero de todas maneras la llevó a la oficina del párroco, un hombre de edad bastante madura de piel blanca algo bronceada por el sol, con suficientes arrugas, pero en quien se podía notar el aplomo de un viejo Jesuita, ella sonrió de manera disimulada y le entregó la carta de sus superiores con las ordenes.

El Hermano Jeremías leyó la misiva y en latín respondió a Paciencia.

—¿Vino a investigar los rumores del ángel mmm?, bueno no hay más de lo que de seguro ya vio en el vídeo y a diferencia de las altas esferas del gobierno no negaré la actividad de los meta humanos, se ve cansada hermana, Robert la llevara a una habitación adecuada para usted, descanse y mañana que este más repuesta hablaremos con detenimiento en el área de confesionarios.

—Como diga padre —respondió ella con un tono cansino.

—Estoy algo viejo pero usted puede llamarme Caballero, hermana Cruzada.

—Hmmmm, siento los rayos del sol calentándome el rostro, ¡rayos ya es tarde para el desayuno!, espero que Caballero no se tarde —pensó ella al despertarse.

Los seis monitores del súper ordenador del hermano Jeremías analizaban con la mayor celeridad posible los datos que recibían y aunque su atención parecía volcada en revisar todo ese cúmulo de información fue capaz de escuchar los sigilosos pasos de la hermana Lucia.

—Llega tarde hermana, por ahora venga, le daré la información que hay disponible -le regaño el hermano Caballero.

Una muy apenada Sor Paciencia se acerco a tan formidable arreglo, observando con detenimiento los cortos de vídeo y leyendo con celeridad los textos en ingles. Sin siquiera voltear "Caballero" le comienzo a hablar.

—Esta situación tiene poco más de un mes que comenzó a suscitarse en esta ciudad, primero hubo una serie de asesinatos que dejaron de ocurrir gracias a Dios, supongo que por intervención de su sujeto de estudio y otra entidad llamada Quitazalocotl, —Haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad cruzada evito reírse y corrigió con tranquilidad a Caballero.

—Quetzalcóatl hermano Jeremías, habló con fluidez el Nahuatl y esa es la manera correcta de decir ese nombre, —deja escapar un suspiro—, entonces tendré más material para presentarle a la oficina.

—Así parece Hermana, él "Ángel", ha sido visto varias veces en compañía de esta otra entidad.

Los ojos negros vieron las imágenes, y verificaron que el varón tenía toda la parafernalia de las descripciones del panteón azteca acerca de la serpiente emplumada y al lado de él distinguió a una figura femenina cubierta por una armadura de tipo medieval dorada que volaba con algo similar a dos pares de listones que salían de sus hombros y no se le podía distinguir el rostro debajo de la capucha, de reojo caballero noto un dejo de incredulidad en ella.

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