Lucha contra el Caos

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Agradecimientos:

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Agradecimientos:

Agradezco a Uxia-Rose por permitirme colaborar en este proyecto.

La ciudad estado de Drevis esta enclavada sobre una isla de poco más de siete kilómetros de extensión en cualquier dirección, además hay un par de montañas en cuyas laderas están escarbadas las casas y templos de la misma y confían su protección a una serie de intrincadas fortificaciones en forma de estrella y coronadas por baluartes los cuales resguardan los posibles puntos ciegos alrededor de la gran línea de las costas.

Por los pasajes internos de esos muros se movían con rapidez tanto las tropas de apoyo, cómo los miembros de la orden del Temple con el fin de evitar el que fuera tomada por los ejércitos de demonios al mando de una mujer dragón conocida solo como Uxia a quien no han visto y la gran mayoría desearían no ver, pues se dice no solo que es una gran guerrera, sino que tampoco tiene gran empacho en asesinar a quien tenga enfrente.

El año o el mes en curso no son de gran importancia, puesto que ya nadie se preocupa en saber, recordar o llevar un recuento adecuado de los mismos, y de hecho solo podría decir que estamos en el quincuagésimo séptimo año de una larga guerra contra quienes quizás han sido los peores enemigos de la humanidad, después de ella misma y hay muy pocos miembros de la orden aun vivos ó peor aun voluntarios quienes deseen pertenecer a la misma, sin embargo los pocos quienes todavía estamos disponibles para tratar de oponernos a semejantes fuerzas venidas del Averno mismo estamos reunidos en esta urbe, la cual se erige como uno de los últimos faros de luz. No sabemos cuanto tiempo tengamos para terminar de alistar a todo el batallón disponible junto con una ruta de escape viable para los inocentes en caso de no poder detenerlos como en sus dos anteriores intentos de tomar por asalto el lugar.

En la parte superior de la sólida y bien construida torre del homenaje octogonal, la cual servía de atalaya en el punto más al noroeste se podía observar a un par de figuras vigilando hacía el mar océano, pues a lo lejos, uno o dos kilómetros mar adentro quizás se podían distinguir las decenas de navíos de linea de la armada del ejército enemigo, estos mostraban con orgullo sus pendones y colores ondeando al viento.

	En la parte superior de la sólida y bien construida torre del homenaje octogonal, la cual servía de atalaya en el punto más al noroeste se podía observar a un par de figuras vigilando hacía el mar océano, pues a lo lejos, uno o dos kilómetros mar...

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Una Cruzada en Nueva londresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora