Cap.6- Primera cita: ¡Al acuario se ha dicho!

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Como el cap. anterior fue cortito he decidido subir el siguiente. Así que, aquí lo tenéis n.n

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El trayecto se le hizo inesperadamente corto al rubio. Se encontraba tan emocionado y nervioso que no notó cuando el peliplateado aparcaba el coche. Este salió del auto, dio la vuelta y abrió la puerta del copiloto, sacando al menor de sus pensamientos quien le miró confundido.

-¿Qué pasa?- cuestionó sin comprender por qué el mayor le miraba tan fijamente.

-Hemos llegado hace un rato. ¿No vas a salir?- respondió con una sonrisa ladeada en el rostro. El rubio se sonrojó de sobremanera al comprender que se había perdido tanto en su propio mundo que no había notado ese hecho. Rápidamente salió del coche y miró maravillado el lugar donde estaban. No podía creerselo.

-¿Qué pasa?- dijo el mayor al ver la cara del chico, aunque ya suponía que recibiría ese tipo de reacción, por lo que sonreía de lado.

-Esto es... ¿como sabías qué quería venir?- preguntó muy sorprendido.

-¿No lo recuerdas?- al ver la cara completamente descolodada del pequeño, no pudo evitar que una leve risita escapara de sus labios. - Cuando nos conocimos dijiste que nunca habías ido a uno así que... pensé que te gustaría.- le explicó sin borrar su leve sonrisa del rostro.

El menor no recordaba haber dicho tal cosa, pero también tenía que reconocer que cuando conoció al mayor estaba tan nervioso que en su memoria todo se veía borroso. A pesar de no recordarlo le puso muy feliz que el peliplateado prestara atención a ese pequeño detalle y considerara llevarle a ese lugar solo para complacerle. Le sonrió con completa sinceridad y sin dudar ni un segundo le cogió del brazo para comenzar a caminar hacia la entrada.

-¡Entonces vamos! Me muero por ver todos los peces. - exclamó entusiasmado. Por su parte el mayor veía esa actitud del más bajo como algo muy adorable y le gustaba el ser él quien lo había provocado.

Una vez el peliplateado pagó las entradas, se dispusieron a verlo todo. La cara del rubio era de pura felicidad. Parecía un niño pequeño, corriendo de lado a lado, arrastrando al mayor e impresionándose con cada uno de los animalesacuáticos que observaba. Vieron todos los tanques con peces. Algunos eran pequeños, otros más grandes, de colores chillones o más oscuros. Todo eso al rubio le fascinaba importándole poco si estos eran preciosos o de aspecto horrible. En una parte, se subieron a una cinta transportadora para ver a los diferentes seres acuáticos.

-¡Guau!- decía el rubio fascinado mientras miraba a unos tiburones pasar por encima de su cabeza.- Es increíble ¿verdad?- susurró mientras seguía mirando los animales. Sin percatarse de como el mayor apretaba un poco más el agarre en su mano al tiempo en que entrelazaba sus dedos.

-Si...- dijo el más alto aunque este no estaba muy interesado en los peces, ya que se la había pasado observando la cara del menor.

Después de dar unas cuantas vueltas más, decidieron descansar un poco para comer y luego ir a ver un espectáculo de delfines. Fueron a la cafetería del lugar donde en el centro se encontraba un enorme tubo lleno de agua y repleto de más animales. Colocado ahí para que los visitantes pudieran disfrutar incluso comiendo.

-E-etto... Alaude.- llamó sonrojado el rubio. Se había percatado de que sus manos estaban agarradas solo cuando el mayor soltó la suya para así sentarse en frente de su persona. No podía creer que hubiera estado tan distraído como para no notar la calidez que la mano contrario desprendía. Se sentía super avergonzado pues recíen comprendía que ambos se encontraban solos... y en una cita.

Por una competición conocí al amor de mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora