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El sentimiento de la mirada de Niall sobre ti era un poco distinto y desconcertante, siendo honesta. No era de la misma manera en la que normalmente lo sería, sino era de esa manera en la que hacía que tu piel se sintiera tensa y tu ansiedad aumentara.

Podías físicamente sentir el peso de esos ojos azules seguir cada movimiento de tus dedos sobre la pantalla de tu celular y en el teclado de tu laptop y no tenías que mirarlo para saber que su ceño estaba un poco fruncido.

Estabas trabajando tan rápido como podías pero tratando de asegurarte de hacer tu trabajo de manera correcta y rápida para, al fin, poder pasar algo de tiempo con tu novio quien estaba en casa finalmente después de meses de tour. Lo malo es que nunca habías sido buena en eso de hacer varias cosas a la vez y la manera en la que Niall movía impacientemente sus dedos sobre la madera de la mesa sólo estaba logrando distraerte.

Estaba sentado del otro lado de la mesa contrario a donde tenías tu laptop junto a una, ahora, fría taza de té. También había una pila de documentos junto a tu laptop, subrayados en amarillo y con algunas notas pegados a ellos.

La habías dicho a Niall que te diera 10 minutos más hace casi 20 minutos después de que llegara a casa tras haber pasado el día en las oficinas de Capitol Records tratando de trabajar en alguna logística para su segundo disco solista. Apenas y había obtenido respuesta de tu parte cuando te preguntó qué querías que ordenara para cenar antes de encender la televisión en la sala y sentarse en su lugar frente a ti. Había dejado de tratar de obtener tu atención un tiempo atrás, sus apodos hacia ti, como el típico nena, o amor, se habían detenido cuando vio la agitación en tus ojos.

El beso que le habías dado cuando llegó a casa apenas y había sido un pico rápido, pero estabas tan cerca de terminar esa parte del trabajo en la lista sin fin de cosas por hacer que apenas y había logrado tener efecto en ti.

Fue el timbre de la puerta principal lo que finalmente interrumpió tu enfoque, causando que tus dedos se quedaran a medio camino hacia el teclado y mirando a Niall. Te estaba mirando de una manera que no podías identificar muy bien, de una manera en la que podría combinarse entre preocupación e irritación. La comisura de su boca se elevó un poco, dándote una pequeña sonrisa ladeada cuando notó que finalmente lo habías mirado.

-Seguro sólo es la comida, yo voy a abrir, nena.- Mencionó rápidamente, empujando su silla hacia atrás y poniéndose de pie. Comenzó a caminar y en el proceso se acercó a ti y dejó un beso sobre tu cabello antes de dirigirse a la puerta, dejándote mirando su trasero en los shorts deportivos que estaba usando.

-Okay.- Contestaste, tu voz sonando un poco rara después de no haberla usado en todo el día.- Yo iré por los platos. - Añadiste.

-Ya fui por ellos.- Niall contestó sobre su hombro desde algún lugar en el pasillo. Lo escuchaste saludar al repartidor de comida y podías prácticamente imaginar la gran sonrisa que había en su rostro. Miraste hacia tu derecha y pudiste notar que, en efecto, Niall había ido ya por los platos y también una botella de vino de la colección se supone, era sólo para ustedes dos. Tu corazón latió con fuerza al pensar lo paciente que había estado siendo contigo, sin molestarte cuando estabas trabajando más fuerte que nunca incluso cuando quería pasar tiempo contigo. Todo esto también lograba recordarte lo mucho que lo habías extrañado.

Tragaste con fuerza y miraste hacia tu celular, dándole una lectura rápida al e-mail que habías estado escribiendo y rápidamente apretando la tecla de enviar antes de poner en silencio el aparato y dejarlo a un lado.

Niall regresó con la bolsa de comida y sus ojos se iluminaron cuando notó que tus manos estaban vacías. Dejó la bolsa en medio de los dos y comenzó a sacar el contenido de la misma.

Imaginas | NHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora