Hay una tormenta en tu interior, la cual refleja bastante bien el panorama actual: lluvia y un río junto a los tres.
Nunca pensé en las consecuencias, en realidad solo actué.
Esa tarde estaba destinada a que habría bajas, era algo inevitable que nadie podía cambiar. Pero en el fondo esperaba que saliéramos juntos de esa misión. Logramos superar muchas más pruebas a lo largo de los años, protegiéndonos mutuamente y haciendo frente al cruel destino. Sin embargo en esa ocasión la vida nos jugó un juego del cual solo uno podría salir victorioso...
Te empujé, usé mis últimas fuerzas para que tú pudieras seguir con tu vida. Solo por ese instante me pareció que el tiempo se congelaba y que podíamos mirarnos sin muros. En tus ojos castaños vi el dolor y la interrogante de "¿qué estás haciendo Moblit?", yo te respondí en silencio "adiós, Hanji".
No dejaste de verme, ni siquiera por un instante. El resultado provocó que una piedra proyectara contra tu ojo izquierdo, congelando para siempre nuestra última mirada.
No fuimos, ni somos ni seremos, pero en ese momento me sentí tan aliviado de que tú pudieras seguir adelante.
Duele, por supuesto que duele pensar en el hubiera, pero esta vida no permite que caminemos con arrepentimientos.
—Juro que si dejas de respirar nunca te lo perdonaré...
Intentas sonreír, pero es inútil.
Hanji... ¿por qué duele tanto verte así?