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—No puedo creer que hayas escapado así. Por favor, Tony, que ya no tienes diecisiete para comportarte así.... ¿Me estás escuchando si quiera? —Rhodey estaba a nada de patear a su amigo.

—Si, si, solo estoy pensando. —Se justificó acomodando aún su saco arrugado. —Por dios, amigo, ¿podrías tratar de no ser tan duro con mi saco la próxima vez?

—¿Podrías intentar que no exista una próxima vez? Ahora entra ahí...— se detuvo justo en frente de la puerta de la sala de conferencias—... y procura que Pepper se sienta menos enojada.

Tony rodó los ojos y colocó sus gafas oscuras.

—¿Por qué usas gafas de sol en un lugar cerrado? —Preguntó su mejor amigo.

—¿Qué no sabes de estilo? —Le dijo sonriendo a lo que Rhodey solo se limitó a entrar y darle paso a su amigo.

Pepper le debía un buen bono de navidad.

(...)

—¡Se los juro! Entrar ahí es como una morgue, todos están serios y tú eres el cadáver que van a velar. —Contó el magnate mientras abría una cerveza.

—No los culpo, yo también te miro con lastima y pena —bromeó Natasha quien estaba a su lado en aquel sofá de la sala principal.

—Entiendo, estamos practicando los chistes. —Respondió Tony, codeando a su amiga pelirroja que ahora casi escupe la cerveza que apenas estaba entrando a su boca. —Cuidado con mi sofá, es delicado.

—¿En serio transportaste tus muebles de la torre hasta la mansión? —Preguntó Clint, quién estaba enfrente de ambos en un sillón individual bebiendo té helado acariciando el reposabrazos.

—Claro que no, la compañía de mudanza lo hizo. —Dijo el dueño de aquella mansión.

—Vaya, como gastar dinero y tiempo. — Comentó Pietro.

—Tengo mucho de ambos, muchacho. —Respondió Tony guiñándole el ojo.

—Pero cuéntanos algo emocionante de la base, no lo sé, tal vez los baños. —Todos miraron a Thor por su comentario un poco extraño pero nadie dijo nada.

—Bien... pues, no lo sé realmente.

—Tal vez, podrías explicar cómo terminaste en la habitación de un capitán— Todos miraron a Rhodey, este caminaba a paso normal por la sala en un atuendo más casual que el que llevaba por la mañana en la base.

Todas las miradas se dirigieron a Tony en un parpadeo, el nombrado se sentía acosado y un poco invadido de privacidad.

—No sabía que ahora trabajabas en una agencia de chismes, amigo.— Atacó Stark.

—Tampoco sabía que te iban los hombres pero aquí estamos, ¿no? —Contra atacó Rhodey.

Y si antes las mirabas quemaban su piel, ahora estaba seguro que aquellos ojos inquisidores lo estaban atravesando.

—¿Quién fue? —preguntó una voz al otro lado de la sala, era la entrada trasera y Tony agradecía que Loki haya apartado la atención de él.

—Nadie—Tony respondió encogiéndose de hombros y empinándose la botella de cerveza.

—Si no es nadie, entoncesor, ¿por qué te acostaste con él? — preguntó Natasha.

Tony casi se ahoga con el líquido, apartó la botella y comenzó a toser repetidamente.

—¡Por dios, Natasha, es un niño! —dijo indignado una vez recuperado.

—¿Ahora eres un sugar daddy? ¿Qué más secretos nos tienes, Stark? —preguntó divertido Clint.

730 días para conocerte | StarkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora