{Kendall}
Esto no podía estar pasando, esto no podía estar pasándome, esto no podía estar pasándonos.
¡NO NO NO! ¿Porque a ella? ¿Porque a nosotros?
Todo esto es mi culpa, yo le prometí que el no la encontraría.. yo se lo prometí.
-Kendall, lo siento tanto -oí un sollozo detrás de mi.
-No es tu culpa -suspire- es mía.
-Kendall -se acerco y me abrazo- no es ni mi culpa, ni tuya, solo es culpa del maldito desgraciado.
-Mamá -la mire fijamente a los ojos- ni siquiera estuve aquí..
-Exacto -me interrumpió- no es tu culpa.
-Si lo es -cerré mis ojos.
-¡Basta! -elevo la voz- deja de culparte y piensa que ella esta bien, y nada malo va a pasar..
-¿Como voy a estar seguro de eso, si esta en manos de ese maldito golpeador que es capaz que mandarla a un internado en Nueva Zelanda? -dije enojado, pero me arrepentí- lo siento -bufe.
-Entiendo que estés enojado, estas en todo tu derecho a estarlo -note sus ojos llorosos- pero piensa que vas a encontrarla, imagínate abrazándola -me abrazo- como yo lo hago ahora.. tomate esto con calma y paciencia, esa es la manera mas fácil de solucionar esto.. si te enloqueces -me acaricio la mejilla- todo sera complicado.
Suspire ante su caricia maternal.. estaba tratando de relajarme.. pensar en como podría ir por ella.
-¿Hace cuanto paso esto? -pregunte luego de unos segundos.
-No lo se -suspiro suavemente- una hora o dos.
Me aleje y camine hacia la puerta principal
-¡Kendall! -escuche como me llamaba- ¿A donde vas?
Sin responder salí de la casa, caminando rápidamente hacia la casa de al lado, llegue allí y toque tres veces fuertemente, deseando que me atendieran, unos segundos después una señora me abrió la puerta.. yo la reconocía.. ella cuido de mi algunas veces cuando era pequeño.
-¿Kendall? -me miro con asombro- ¡Pero que grande estas! -me sonrió.. y ojala hubiera podido devolverle la sonrisa.
-Que tal.. -dije sin ánimos- si soy yo.. y tengo unas preguntas para usted -me aclare la garganta.
-Por supuesto -rió- ¿Que es lo que sucede?
-¿Escucho gritos hace un rato? -le pregunte y me impaciente ante su cara de confusión.
-¿Gritos? -llevo una mano a su boca- ¿Porque? ¿Que paso? .. ¡Yo acabo de llegar!
Genial.. negué con la cabeza y me di la media vuelta.
-Kendall -oí como me llamaba, pero la ignore mientras cruzaba la calle hasta estar frente a la casa de otro vecino, camine a la puerta y toque el timbre.
-¿Que tal, Kendall? - el señor Roberts dijo al abrir la puerta.
-Hola -respondí y me apure a preguntar- ¿Escucho gritos hace un rato? -vi como se detuvo a pensarlo.
-De echo si.. era de una chica, como tu edad -suspiro- un hombre se la llevaba, en verdad no se lo que paso.
Gruñí interiormente.
-¿No se le ocurrió llamar a la policía o intervenir en eso? -eleve una ceja con un poco de enojo.
-Yo no me meto en esas cosas, Joven -se aclaro la garganta- ¿Pero porque me preguntas esto? ¿Sabes quien era ella?