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La primera vez que tuve una experiencia paranormal fue seis meses antes de mi muerte aparente. Ocurrió la noche del entierro de la abuela Kerry, la madre de mamá.

Ya muerta y bajo tierra, me hizo una visita.

No fue un sueño. Después de lo de Ethan estoy segura de ello. Además, creo que la aparición de la abuela Kerry fue un aviso del encuentro con él. Del encuentro y de la separación...

El mismo día de la aparición de la abuela Kerry, por la mañana muy temprano, mi padre me despertó. Aún no había amanecido. Me dijo con dulzura que la abuela había muerto. Mi madre no estaba en casa. Había marchado hacía tres días. Me había dicho que se iba por motivos de trabajo. Yo me lo tragué. Mi madre solía ir a menudo de viaje, ¿por qué aquella vez no iba a ser verdad? Pero en realidad de había ido porque la avisaron de que la abuela estaba en las últimas.

-¿Por qué no me lo habéi dicho?- le reproché a papá.

-Para que no te preocupases.

-Ya no soy una niña... Además, me hubiese gustado despedirme de la abuela Kerry.

Mi padre puso cara de disculpa. Me enternecí y me lancé a sus brazos.

-Sí, ya no eres una niña...¡Venga, vístete!- dijo papá con un nudo en la garganta-. Tenemos prisa. Nuestro avión sale dentro de tres horas.

Llegamos al funeral de la abuela Kerry poco antes de que la enterraran. Desde el aeropuerto fuimos directo al cementerio en taxi. Aquél era uno de esos cementerios enormes con césped verdísimo y bien cuidado y todas las sepulturas iguales. Mi madre nos recibió en la entrada con la tía Erica y el tío Craig.

-Lo siento- les dije espontáneamente.

Mi madre me abrazó largamente. La tía Erica y el tío Craig la imitaron.

-Has crecido mucho- me dijo la tía Erica-. Ya estás hecha toda una mujer.

Ni el tío Craig ni ella tienen hijos. Mi padre es hijo único. Osea que por su parte tampoco tengo primos. Tampoco tengo hermanos.

Nadie diría que la tía Erica y el tío Craig son hermanos de mi madre. Ella no se les parece en nada, aunque entre ellos dos sí que se parecen. Son rubísimos. Mi madre es morena. A mí me hubiese gustado ser como la tía Erica. Dicen que las rubias con ojos azules ligan más. Fannia se lleva a los tíos de calle... En fin, soy una envidiosa.

El entierro de la tía Kerry no fue demasiado triste porque todo el mundo esperaba que se muriese. La suya era una muerte anunciada para todo el mundo menos para mí. Mis padres no me habían dicho nada sobre el cáncer de páncreas que padecía. Se ve que este tipo de cáncer es de los peores.

Nosotras apenas visitábamos a la abuela Kerry. Vivía sola desde hace hacía muchos años. El abuelo se murió en un accidente de coche cuando yo tadavía no había nacido. A mi madre no le gusta hablar mucho del asunto. Mi padre me ha dicho que lo pasó muy mal.

-¿Por qué vamos a ver a la abuela Kerry tan pocas veces?- les preguntaba yo a mis padres cuando hablaban de ella.

Mi madre se excusaba diciendo que vivíamos demasiado lejos.

-Con nuestra economía no nos podemos permitir tanto viaje.

Eso era falso. Mis padres siempre se han ganado bien la vida. Se piensan que me chupo el dedo.

Ellos nunca han sido del todo conscientes de que me he ido haciendo mayor y de que poco a poco me empezaba a dar cuenta de las cosas.

El motivo real de no ir a ver a la abuela Kerry era que la relación entre mi madre y ella era inexistente. No se llevaban ni bien ni mal. Simplemente se habían alejado a partir de la muerte del abuelo y no tenían nada que decirse.

Resurrección - Lea ToberyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora