Lis & Dan #08

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Jueves

P.O.V. Lis

-¡Repítelo otra vez!

-No... puedo... ¡jajajajaja! –digo, mientras me retuerzo sobre el césped a causa de la risa.

-Lis, me encanta tu risa, ¡jajajaja!

Llevamos en el parque 2 horas y estamos descojonándonos con mi risa. Me duele el estómago de tanto reír. Es inhumano lo genial que te lo pasas con las personas.

-Ay, dios.

-¿Y esa música?

-Es mi teléfono, alguien me está llamando.

-Am, vale.

Rebusco entre mis cosas para contestar la llamada. La persona que me llama tiene el número oculto. Me pregunto quién será.

-¿Diga?

-Date la vuelta.

-¿Perdón? –Lo más normal del mundo. Responder a una llamada y que me diga eso.

-Que te des la vuelta.

-Vale, vale. -Me giro, pero no hay nada que capte mi atención. –¿Qué tengo que ver? No hay nada.

-Si caminas tres metros hay una entrada a la alcantarilla. Entra con tus amigas.

-¿Perdona? ¿Y por qué lo iba a hacer?

-El futuro depende de vosotras.

-Sí, seguro. ¿Dónde está la cámara oculta?

-Esto no es ninguna broma Lisbeth.

-¿Cómo sabes mi nombre?

-Si vienes te lo explicaré. Os espero aquí. –Y cuelga.

Esto es muy raro, y el hecho de que se sepa mi nombre lo hace aún más raro. A veces me pasan cosas extrañas, pero esto es otra cosa.

-Eh... chicas. Tenemos que ir a un sitio. Venid conmigo.

-¿Está lejos? –Pregunta Lidia.

-Qué va. Seguidme. Sé que es raro, pero tenemos que meternos en la alcantarilla.

-¿Qué? –dijeron Marina y Lidia al unísono.

-Ya me habéis oído. En marcha. –dije mientras me convertía en calamar para entrar.

Al entrar, el olor a aguas fecales entró inmediatamente en mis fosas nasales, haciendo que me tapase la nariz mientras sacudía la mano frenéticamente como si quisiese conseguir que el olor se fuera. Unos segundos después, las chicas entraron tal y como yo lo había hecho antes.

-Bueno, ¿por dónde hay que ir? –preguntó Lidia.

-Ehh...

-No fastidies que no tienes ni idea de por donde ir.

-Pues...

-Anda, venga, vamos a buscar el sitio... Marina, ¿vienes?

-Creo que sé por dónde hay que ir... -dijo la morena.

-¿En serio? Pero si no os he dicho absolutamente nada sobre ese lugar.

-Hazme caso, me conozco hacia donde va cada curva.

-Está bien...

Estuvimos caminando quince minutos hasta que llegamos a un sitio sin salida y atravesamos la rejilla.

-Guaaaaau. –Decía Lidia mientras daba vueltas, observando todo lo que estaba a su alrededor.

-Es mi antiguo hogar. Aquí viven los octarianos.

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