El campamento sin duda era algo diferente a lo que esperaba: las cabañas de los dioses, la casa grande, el lago de las canoas, las fraguas, los establos de los pegasos (si, oíste bien: pegasos reales) y todo lo demás no hacia mas que confundir su visión del mundo "normal", que ahora había cambiado drásticamente a un mundo donde dioses griegos y monstruos eran tan reales como tu o yo.
la primera impresión de todos fue alegría pues aparentemente no todos los semidioses (ese era el termino para ellos) llegaban con vida o sanos y salvos como el, y menos después de un encuentro como el suyo.
la segunda impresión fue de sorpresa: ¿venciste a un cíclope? ¿como? ¿y sin armas? luego se rieron al enterarse de que había salvado al sátiro que debía protegerlo a el. pero después... digamos que les molesto un poco que fuera reconocido por su padre divino (aparentemente eso no era muy común) pero nadie podía negar que era fuerte, así que no se metían conmigo. sin embargo...
me instale en la cabaña 4 donde mis medio-hermanos alardeaban de ser los mas fuertes, mas malos, etc. me entrene concienzudamente, me enseñaron a blandir una espada y una lanza, a defender con un escudo, a montar en pegaso (si no lo has hecho y te gustan las montañas rusas, debes saber que es mil veces mejor) y clase de mitología griega. pero lo mejor eran mis "clases particulares" donde el entrenador Hedge me enseñaba sus películas de Chuck Norris y Bruce Lee y luego practicábamos hasta caer rendidos.
los días pasaron y la gente iba y venia, mientras que yo seguía entrenando. para eso había venido, no para hacer amigos y cantar "Cumbayá" al rededor de una fogata... así era y estaba bien hasta que los conocí.
"Amigos" no era una palabra en mi vocabulario, he de admitir. Siempre estuve solo, eso me hizo fuerte. Mi divino padre no tenia tiempo para recordar que existo y mi madre... bueno de ella no podría decir nada malo, hizo lo que pudo y me enseño a sobrevivir. A valerme por mi mismo, a no rendirme a la adversidad. No soy griego, Ella tampoco. Ares si y gracias a el heme aquí, escribiendo como me recomendó mi madre para desahogar mi mente.
Como sea... ¿donde estaba? Ah, si. Amigos.
Los conocí... bueno, donde conocí a los demás: en el campamento, mas precisamente, en batalla.
Había muchas formas de entrenamiento y eso estaba bien para mi, tome todas las clases, de alguna forma no me cansaba. Pero si habia un desafio que pudiera llamar mi favorito, ese era el "captura la bandera".
Un día durante una de estas batallas a gran escala, mientras corría por el bosque en busca de alguien que sirviera de bolsa de arena, sucedió algo inesperado para mi.
-tranquilo, tigre. ¡Deja algo para el resto! -dijo un chico un día y por primera vez, lo oí, pues jamas les prestaba atención-
Tenia un brillo demente en la mirada, el cabello castaño, casi rubio. Sus facciones eran, bueno, como un elfo loco. De contextura media, delgado pero no escuálido. Se movía como si todo fuera una gran broma y el conociera el chiste oculto que nadie veía. ¿En una palabra? Escurridizo, molesto y definitivamente sin gracia.
-¿quieres algo? ¡TEN! -y le lanze un puñetazo directo a su burlona cara de duende, pero (y hasta hoy me lo pregunto) no se como lo esquivo y se rió como los malos de las películas... escalofriante-
-tranquilo corazón, nada de manitos en la primera cita -dijo mientras balanceaba su dedo en un "no" muy llamativo- esta vez sientate y observa como me llevo la bandera de tu casa directo hacia la cabaña 11.
Me guiño un ojo y se volvió.
-ah, se me olvidaba. Un presente. Y lanzo algo a mis pies, como una bolita verde que automáticamente estallo y sentí como me cubría una enredadera-
Me sentí como un heroico arrollado de carne.
-¡presto enredado! Hasta luego, admiradores mios. -hizo una reverencia y... recibió un muy heroico golpe en la cabeza-
-eso te enseñara a no bajar la guardia payaso -dijo una chica de penacho rojo, que la identificaba como aliada, se acerco, acaricio la enredadera y casi tan rápido como vino volví a estar libre y ardiendo en deseos de despedazar a ese mequetrefe-
-tranquilo, ese tonto es siempre igual. Y esa trampa no puede ser doblegada por la fuerza, el truco es hacerle cosquillas.
-¿Te preguntas como lo se? - se rió divertida-
-Las plantas no tienen secretos para mi. Soy Rose, hija de Demeter y ahora vamos, me vendría bien algo de ayuda, tenemos una bandera que capturar.
El resto de la batalla duro un instante o eso pareció... ganamos, claro. Pero yo gane algo mas que gloria: gane dos amigos que desde entonces fueron tan unidos a mi como mis dos brazos.
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El hijo de Nemesis
Fanfiction"la venganza es una maldicion, un camino sin retorno. mi hermano Ethan lo sabia, pero el fue escogido por mi madre para cambiar al mundo.. yo en cambio fui maldecido. Mi nombre es Jack, mi apellido no importa, pues nadie lo recuerda... en su lugar m...