XIII

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maratón 2/3

lunes 8 de la mañana, se encontraba listo para salir rumbo a su escuela y poder librarse de su padre por lo menos por unas horas, pero parecía que el destino tenía preparado otra cosa—¿ya te vas?— hablo el hombre doblando el periódico en sus manos mientras centraba la vista en su hijo.

— ¿Qué no ves? — dijo mientras rodaba sus ojos.

—Respóndeme bien niño malcriado—sentencio—siéntate y toma desayuno con tu padre—ordeno.

¿Qué juego estaba jugando su padre? ¿Acaso quería fingir la hermosa familia que obviamente no eran? —Voy tarde, quizás luego—hablo después de unos segundos de estar en silencio.

—no, te estoy preguntando, Woojin, siéntate y toma desayuno con tu padre—

A regañadientes, el joven siguió las ordenes de su mayor las empleadas no tardaron en poner un plato de ensalada de frutas junto con jugo de fresa, rodo los ojos, esto no era comida para él. Después de unos minutos su padre rompió el silencio—el día hoy tenemos una fiesta de confraternización con el alcalde— ¿tenemos? — te quiero a las 5 en la casa, y a las 8 listo para ir, no arruines mis negocios esta vez Kim Woojin, hablo enserio—

—Si tanto quieres que no la cague, ¿por qué no vas tú solo?—

—créeme que iría solo, me da vergüenza siquiera decir que eres mi hijo—dijo tomando un sorbo de su café— pero ante la sociedad somos la familia perfecta, y no voy arruinar esa reputación por un niño insolente y malcriado—

Ok, esas palabras si habían dolido, por más fuerte que pareciera Kim Woojin, aún era un niño indefenso que quería recibir palabras de aliento y de amor por parte de su padre, y sin embargo lo que recibía era todo lo contrario—como sea— dijo mientras se paraba dispuesto a salir, no iba a soportar que lo siguieran humillando.

—te quiero a las 5 Woojin—dijo sin más el mayor.

Woojin salió corriendo, lo más rápido que pudo, necesitaba huir de ese lugar, huir de esa casa, huir de su padre.

Sin darse cuenta sus piernas lo habían llevado al edificio de Chan, con pasos dudosos entro a ese lugar y aun con esos mismos nervios llego a la puerta del rubio. Se iba a disponer a tocar, cuando la puerta fue abierta por australiano, sin pensarlo dos veces se tiro a los brazos del rubio, buscando el cariño que tanto había estado buscando estos últimos años y Bangchan no se lo negó, con pequeñas caricias en la espalda le indicaba que todo estaría bien.

No supo cuánto tiempo paso, quizás segundos, minutos o hasta horas, pero no le importaba, estaba con Chan, abrazados, sintiéndose seguro, una enorme felicidad se extendió en su pecho. —Lo siento—dijo, cuando se dio cuenta de su comportamiento, rompiendo el abrazo.

—no te preocupes— dijo el rubio brindándole una sonrisa— ¿Qué paso? —pregunto con un poco de temor de incomodar al pelinegro.

—mi padre—susurro, para la sorpresa de chan, Woojin se estaba abriendo para el

— ¿qué paso con él? —

—podemos no ir a clases y quedarnos todo el día aquí...por favor—suplico

El australiano pareció pensarlo por algunos minutos, dudando si debería quedarse con el chico que le gustaba o ir a clases a escuchar clases aburridas, definitivamente la primera opción era mejor, sumándole la mirada suplicante del mayor, no se negro—pasa— se hizo a un lado— hay helado en la nevera—dijo mientras se acerba al mayor.

—Gracias—dijo tomando asiento en el pequeño sofá del rubio.

El rubio volvió con dos potes de helado y cucharas, tomo asiento al costado del mayor, entregándole uno de estos— ahora sí, dime que paso— sin darse cuenta Woojin ya estaba llorando a su lado, Dios nunca lo había visto llorar, siempre había tenido una imagen dura de él, sin emociones, más duro que una roca, y ahora parecía tan vulnerable. —¡hey! ¡hey! que pasa—trato de llamar su atención, sin saber realmente que hacer, siempre era el que brindaba apoyo a sus amigos, pero ahora se encontraba en blanco, sin saber qué hacer, al ver al chico a que quería quebrase frente a el

prove it ~ WoochanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora