Sus peleas

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Yaoyorozu..."-el tono que tenía era grave, encajaba a la perfección con su mirada determinada y seria-"...sígueme".

Incluso sabiendo que era cuestión de tiempo para que este momento llegue, la pelinegra no pudo evitar sentir su ritmo cardiaco acelerarse y sus nervios aumentar. Antes de responder decidió tragar saliva con dureza.

-"Ok...".

Mientras que un peliverde tenía un merecido descanso en su cuarto, dos muchachas de tercer año de la academia más prestigiosa del país se dirigían en silencio a un apartado de un campo de entrenamiento.

-"Sabes... ahora que ya solo nos quedan días para terminar la academia... por fin me doy cuenta de algo"-dijo aun estando de espaldas.

Yaoyorozu permaneció en silencio, sus ojos bien puestos en la silueta de su amiga y rival amoroso.

-"Nunca voy a superarte completamente"-confeso-"No puedo ganarte en puntaje académico, pero si en lo práctico. Tu eres más bonita y femenina que yo, pero yo se socializar mejor con los chicos... tu terminaste siendo quien el escogió..."-sus puños se apretaron-"...y no yo".
-"Kendo yo-".
-"Esta bien..."-volteo a verle-"...hay cosas en las que no puedo ganarte"-sonrió.

Ese gesto tan puro en su rostro se mantuvo firme hasta el mismísimo momento en que levanto sus puños en su dirección, tomando pose defensiva y ofensiva al mismo tiempo.

-"Pero esta es una pelea que no quiero perder aunque sepa que no cambiara nada"-frunció el ceño, sus puños se estrujaron aún más-"Por lo menos me hará sentir mejor saber que yo puedo protegerle mejor"-estiro sus piernas.

Ahora estaba lista, la presidenta de la clase B y del consejo estudiantil preparada para darlo todo en este duelo a todo o nada.

-"Eso aun no lo sabes..."-dijo con valentía, de sus manos se crearon dos bastones largos y pesados.
-"Esa es la actitud"-sonrió por ultima vez.

Luego todo se torno crudo y violento, rápido y letal, una danza mortal. Era increíble lo mucho que tardo el resto de sus compañeros en percatarse de su pleito, cuando llegaron al lugar de los hechos la mayoría quedo boquiabierto.

Su arribar fue perfecto, el choque de sus puños les había dejado en esta escena. Una arrodillada y con su cabello cubriéndole el rostro, incapaz de levantar su mirada por el cansancio, otra ya hacia boca arriba, observando inmóvil la noche con su faceta cubierta por sangre y su cabello esparcido en los cimientos.

-"Y-yo... yo g-gane..."-dijo con su voz exhausta Kendo, sus manos eran irreconocibles al igual que todo su ser, pocas veces se le veía tan desarreglada como ahora.

Momo sintió ganas de llorar por sobre todos los sentimientos encontrados en el momento, incluso más que la frustración. Cuando les levantaron del suelo empezó a llover, la pelinegra agradeció a los cielos... no quería que nadie le vea derramar lágrimas tan calientes como ese día.

Garza

-"Sabes cuál es la única manera para que puedas estar con él?"-le miró fijamente, el cruce de sus brazos se volvió más tenso.
-"Hmm...?"-ladeo su cabeza inocente aun lado-"Cual...?"-sonrió a pesar de estar reflejando hostilidad en sus ojos.
-"Tienes que robármelo"-frunció el ceño.

Un silencio sepulcral inicio en la pequeña mesa en la que estaban, las personas a su alrededor sintieron un escalofrió recorrer sus espaldas. El peor lugar para empezar una pelea sin duda alguna, un restaurante de desayunos familiares era uno de los últimos lugares donde hubiera preferido luchar.

-"Ya veo..."-observo como la mayor tomaba lentamente su jugo de naranja-"...ahh! Bien, supongo que no hay otra opción o sí?"-su sonrisa fue borrándose.
-"Así parece"-tenso su cuerpo, el peor de los escenarios empezó a correr como película en su cabeza.

Clichés Horijinales (izuko x momo )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora