En casa (Laxus y tú) Fairy Tail

Capítulo 12

-No me gusta la capital.-Dije mirando a mi alrededor mientras intentaba no prestarle atención a too lo que había a mi alrededor, o mejor dicho, intentar ignorar que sus miradas estaban centradas en nosotros.

-Odias todo lo que tenga que ver con una multitud.-Recalcó Laxus mientras caminaba a mi lado.

-¿Todavía estás enfadado por haberte dejado inconsciente?-Pregunté con burla mientras observaba las calles de la capital.

-Estoy más preocupado por que te desmayes en medio de una de las pruebas y terminemos perdiendo.-Respondió sin mutar lo más mínimo su gesto.

-Puede que tengas razón... Aunque yo me preocuparía más por Ivan.-Dije mientras continuábamos caminando con el resto del gremio.

Al escuchar mis palabras, Laxus tomó mi brazo con ligera fuerza para disimuladamente desviarnos del grupo. Estuvimos caminando un buen rato hasta que llegamos a un parque que estaba erguido como si de un laberinto se tratase.

-¿Qué es lo que pasa con mi padre?-Preguntó alterado sin soltarme.

El que estuviese actuando así no me agradaba, pero al menos se había detenido, por lo que no podía quejarme del todo.

-Raven Tail va a participar en los grandes juegos mágicos, y conociendo a tu padre, sé que hará todo lo posible por intentar derrotarnos... Lo que no sé es lo que verdaderamente quiere de nosotros.-Respondí mirando a mi alrededor mientras veía como algo se escondía de nuevo entre las hojas de los matorrales.

-Me da igual, estoy seguro de que a pesar de ser ahora un gremio legal, son incapaces de superarnos.-Dijo ligeramente altanero.

-Es bueno que tengas esa confianza en nosotros, pero no te olvides que en su época, Raven Tail era uno  de los pocos gremios oscuros que sobrevivía fuera de la alianza Balam. No creo que sean un gran peligro para nosotros, pero no deberíamos olvidar que el único propósito de este gremio es destruirnos.

-Lo que estás diciendo básicamente es que tienes miedo al gremio del tres al cuarto que creó mi padre por despecho, ¿No?-Preguntó con burla.

-Realmente no, creo que el gremio más poderoso es Savertooth. Ellos no sólo tienen dos Dragons Slayers si no que también poseen un gran número de magos con capacidades excepcionales. El tema con Raven Tail es que conozco a tu padre, puede que incluso más que tú, y sé que sea lo que sea que tenga planeado, no va a ser nada bueno o legal.-Respondí ya enfadada para marcharme.

-Espera, estamos hablando.-Dijo en tono ente molesto y confuso, seguramente porque no entendía que me habían molestado sus palabras.

-Te recuerdo que actualmente no estamos tan unidos como antiguamente, y que puede que lo que te acabe de decir sea algo que realmente me preocupe y que al tratarlo como una tontería tus comentarios me hayan molestado.-Me quejé esperando que por un casual las puertas del cielo se abriesen y se diese cuenta de lo estúpido que había sido.

-De acuerdo, estoy siendo un idiota, lo siento, pero es que todavía esto es demasiado raro. Somos nosotros pero es como si realmente no lo fuésemos. Es como si todo lo que habíamos construido se hubiese derrumbado, e intento hacer como que no pasa nada, pero no puedo evitar notar que no es así.-Me confesó molesto.

-Es porque es así. Lo que hice te dolió, y con el paso del tiempo todo el mundo cambia, incluso tú. Todo lo que teníamos se ha derrumbado, pero podemos volver a construirlo, si eso es lo que quieres.-Dije bajando el tono en mis últimas palabras.

Sin decir nada más, Laxus acortó el espacio que había entre ambos con un abrazo para después acariciar mi cabello.

-Eres una tonta. No vuelvas a decir ese tipo de tonterías.-Susurró con cierto tono de burla para después besar mi frente.

-Gracias, esto era lo que necesitaba.-Respondí separándome levemente para mirar sus ojos.

-No sé ni porqué necesitas escucharlo. Sabes que me tienes loco. Siempre lo has hecho.

Sus palabras hicieron que riese suavemente para después tomar la iniciativa y besarle. Este era el Laxus que conocía y del que me había enamorado, y aunque sabía que siempre había estado ahí, que no había cambiado, esta era la primera vez desde que nos reencontramos que volvía a verle.

-Te he echado de menos. No sabes cuanto.-Dije reprimiendo mis lágrimas.

-¿Crees que yo a ti no?