Creí que en cualquier momento se les caería la cara a pedazos o algo parecido
Pegue la vista a mi taza ahora ya fría para cualquiera pero perfecta para mi
Lo rodee con mis manos, realmente me había alegrado ese pequeño detalle conmigo de Ryotaro
Terminamos nuestras bebidas en silencio.
Escuche unos pasitos acercarse, Kentaro nos miraba desde una esquina apenado
Le sonreí, parecía querer decir algo pero no se atrevia
-Kentaro - el pequeño se asusto al escuchar su nombre ser pronunciado por la voz gruesa y aterradora de su padre - ¿No se te dijo que fueras a tu habitación?
-Ughh- el pequeño dio otro respingo, hasta donde yo me encontraba podía ver las lágrimas que amenazaban caer de sus pequeños ojos
-Disculpenme por favor - dije incapaz de seguir quieta viendo esto
Me puse de pie y di una reverencia
Camine hasta Kentaro y el tomó mi mano para guiarme fuera de ahí
Subimos unas escalera de madera, cruzamos unos pasillos y finalmente paramos frente a una puerta también de madera oscura
-¿Estas bien kenta-chan? Yo vine por ti y aun así no pude hablar contigo hasta ahora - acomode su cabello que le caía en la frente
-¡Si! Estoy feliz de verte - me abrazo fuertemente
-Yo también - respondí su abrazo
-Con que aquí estaban ¿hay lugar para uno más? - Ryotaro nos miraba sonriente
-¡Siii! - brinco a los brazos de su hermano mayor
Abrió la puerta frente a la que estábamos, parecía ser su cuarto de juegos o algo así
Parecía una jugueteria, con toda clase de juguetes de toda clase de tamaños
-Vaya- dije sorprendida
-Ya que el no puede salir normalmente y ya ni se diga ir a una escuela con otros niños de su edad, al menos procuraron tenerle aquí todo lo que el quisiera pero le falta alguien con quien jugar - me explico Ryotaro
-Kenta-chan ¿quieres jugar? - me acerque a su lado
-¡Si! Quiero jugar a los policías
Y así jugamos en ese cuarto, nuestras risas llenaban la habitación y nuestros pasos resonaban
Habían pasado tal vez unas 3 horas, ya eran las 8 por lo que me dijo Ryotaro
Kentaro, caía poco a poco dormido incapaz de mantenerse despierto un poco más
-Vamos enano- Ryotaro lo volvío a cargar y yo le ayude abrir y cerrar puertas hasta el verdadero dormitorio de Kentaro
Lo dejo en su cama, y yo lo arrope con cuidado de no despertarlo
Con un ademán, me indicó que saliéramos
-Pues con el dormido no tenemos nada más que hacer aquí - dijo acomodando un rizo revelde que me caía en la cara
Le sonreí y bajamos por la casa
Imagine a Ryotaro siendo un niño, un niño al cual restringian mucho quitándole una niñez sana
Sus padres estaban sentados en la sala de estar todavía. Totalmente en silencio
Nos acercamos para despedirnos apropiadamente
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Miradas Internacionales #WATTYS2019
RomantikSolo una mirada basto para que aquel joven japonés, se metiera en la cabeza de esta pobre mexicana: una mañana apresurada, en una estación del metro, un día cualquiera, en un momento aleatorio, dentro de un vagon cualquiera pero ellos no eran cualqu...