Mi adorado tormento

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Revisaba unos pendientes del trabajo, tratando de despejar mi mal humor, no podía negarlo, esa chiquilla tenía talento y de ahí que mi asistente la había contratado.

Pero era tan tonta, no solo había arruinado mi buen momento con Ino «ya que quería desestresarme por la estúpida discusión que había tenido con mi padre por la mañana y para eso un buen sexo era la solución» pero esa mujer lo había arruinado todo incrementando mi enojo..

Kurenai muy contrariada me explicaba que ella era la diseñadora junior que iba a contratar y al mostrarme sus trabajos, me pedía la disculpará, ya que al ser la primera vez que venía a la empresa, no conocía nada, que se había confundido y luego de mucho rato dialogando, había accedido a entrevistarla.

Aunque para ser sincero no entendía cómo era posible que una mujer

Tan simple, pudiera tener ese talento. Si en mi empresa la moda fuera como ella vestía, caería en la ruina muy pronto.

Yo había estado rodeado de muchas mujeres de distintas clases en mi vida, pero sin duda alguna ella superaba mi límite.

[...]

Estaba muy apenada, yo no había visto el letrero, además no sabía que él era... ya ni llorar era bueno, la había regado y muy feo «¿Por qué tenía tan mala suerte?»

Tras lo sucedido me iba a ir de este lugar, pero Kurenai me había pedido quedarme en su oficina, ya que ella hablaría con su jefe y después de mucho tiempo (el cual para mí fue una eternidad) la veía entrar, ella sonreía y me pedía que respirara y estuviera tranquila, ya que Sasuke Uchiha me esperaba en su oficina para hablar conmigo.

Y aunque por un lado me alegraba escuchar eso, por otro lado, me preocupaba, pero Kurenai me pedía me mantuviera tranquila y le mostrar por qué es que ella me había escogido.

Decirlo era fácil, hacerlo era otra cosa, pero la suerte estaba echada. Al salir de su oficina, veía como muchos de los que trabajaban en este lugar y quienes habían sido testigo de mi tontería, cuchicheaban a mi paso, sus miradas se dirijan hacía mí, las cuales que lejos de ayudarme me incomodaban más.

Sobre todo, la de esa rubia mujer quién me miraba con coraje, lo entendía muy bien y no era para menos, ya que yo había arruinado su fogoso momento.

Decidía ignorar todo eso y seguía avanzando con pasos tan lentos, admirando todo a mi alrededor, ya que tal vez este era mi debut y despedida de este increíble lugar.

Pero finalmente llegaba a esa oficina, había memorizado muy bien las indicaciones que Kurenai me había dicho, ya no quería meterme otra vez en problemas.

Tras inhalar y exhalar, ante las palabras de la secretaria pidiéndomeentrar tocaba la puerta y al escuchar un pase, giraba la perilla y al adentrarmeveía que