Capítulo 12

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*ring ring*

Me despierto de golpe. Ya apenas entra luz por la ventana que da a la calle. Hay un ligero tono amarillento en el cielo y las nubes parecen avanzar a gran velocidad. Seguro que hace viento ahí afuera.

Miro hacia la puerta esperando confirmar que lo que suena es el timbre, y que es aquí no en la puerta de algún vecino.

*ring ring*

Vuelve a sonar. Es en esta puerta, pero no se que hacer.

Primero miro la hora. Son las 17:17. Es pronto para que sea Nash, él dijo que llegaría tarde. Antes de irse tampoco comentó si vendría Emma o alguien a visitarme.

Quizá se hayan confundido. Vuelvo a esperar a que suene.

*riiiing riiiing*

Está vez suena durante más tiempo. Tengo que levantarme.

— Five, sé que estás ahí —esa voz me suena—, soy la doctora Fisch. Necesito hablar contigo. Es urgente. Y sé que estás sola.

Precisamente, ¿qué podría darme más miedo? que sepa que estoy aquí, que sepa que estoy sola o que directamente sea ella. La última vez que supe algo de ella fue cuando por mediación suya Gian vino a por mí diciendo que era mi prometido, cuando estoy segura de que eso no es ni de lejos cierto.

Decido volver al sofá y sentarme. No abriré. No estando sola. No es mi casa, y no tengo formas de defenderme en caso de que quiera hacerme daño. Si antes desconfiaba de ella, ahora mucho más.

Confío en Nash y él me dijo el tiempo que estuve en coma, como llegué ahí, que me había pasado y el tema de mi amnesia. Sin embargo, Fisch dio a entender que todo eso era mentira. No puedo confiar en ella.

Vuelve a insistir una vez más: —Señorita Abels, por favor.

¿Abels? Que quiere decir eso. ¿Me está dando información sobre mí? Si eso fuese cierto, no lo diría de esa forma, ¿o sí? No detrás de una puerta, sin saber seguro que estoy aquí detrás. Parece un señuelo, seguramente solo quiera confundirme para que abra la puerta y la reciba.

Pero... ¿y si es cierto?

Cuando quiero reaccionar, me acerco a la puerta a ver si aún está ahí. Sin embargo, parece que he tardado en tomar la decisión y su cabeza rubia no aparece en la mirilla de la puerta. Si vuelve, ¿Qué debería hacer? ¿Abriré? Y de ser así, ¿qué preguntaré? ¿Qué quiero saber?

No me doy cuenta hasta ahora de que he estado conteniendo la respiración. Y aunque ya ha pasado siento nervios por todo el cuerpo.

Y a la vez desilusión. ¿Y si...?

No lo se. No me fio de ella, pero a la vez me gustaría escuchar lo que dice. Quizás sepa algo que no me ha querido contar aún. Pero da igual, ya da igual. He perdido mi oportunidad.

Para empezar, mi nombre. Abels... ¿Puede ser Abels mi verdadero apellido?

Señorita Abels. Señorita... al menos no estoy casada. Eso no descarta un novio o un prometido, pero al menos no estoy casada.

¿Algo más que me urja saber? De dónde soy. Quizá eso. Se que de aquí no. Todo apunta a que soy Noruega, pero más concretamente, ¿de dónde?

Y podría seguir con...familia o conocidos. Si mis padres aún siguen vivos puede que estén preocupados por mí, puede que lleven todos estos años buscándome. Quizá ya me dan por muerta. O puede que nunca me quisieran, es posible que no tuviera. No es una locura tampoco que ellos me abandonasen, dejándome a mi suerte. Puede que por eso llegase hasta la orilla de una playa. ¿Podría ser esta mejor vida que la que tenía antes?

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