El pasado

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Al llegar al palacio se situaron en una banca cerca de un jardín. Yolín comenzó.

- Lívian prometió que su propio hijo sería el hombre valeroso quien sería mi compañero de reinado, dijo que sería el único capaz de distinguir entre las puertas del infierno y las especies que habitan la tierra y al parecer sí eres tú. – dijo

- ¿Lívian? ¿El rey demonio? – Preguntó extrañado.

- Sí, ¿Lo conoces?

- De pequeño había un anciano viajero que frecuentaba la villa dónde vivía él se la pasaba diciendo que sería el rey del mundo porque llevaba en mi pecho la marca del demonio. Yo no tengo padres, un campesino me encontró en el bosque con una marca en pecho, parece que es una quemadura. Piensan que mis padres murieron y que yo resulté herido probablemente en un ataque o algo así.

- Esa marca es de la magia oscura, todos la tenemos. A mí se me fue otorgada cuando era niña. Pero la mía está en la espada. – Comentó mientras se quitaba el cabello para mostrarle.

- Siempre supe que era diferente, pero esto es demasiado. Sabes no quiero nada ahora, no quiero ser hijo de ese Lívian no quiero nada, Shasta está muerta, tu no creo que me ayudes es mejor que me vaya. – dijo de pronto

- - No es que quieras, ya eres su hijo, y tu tigresa. Ella está bien. No murió, su espíritu está ligado a ti porque te juró lealtad eterna ella morirá hasta que el día en que tú también lo hagas.- Dijo serena.

- ¿De verdad? ¿dónde está?- preguntó emocionado.

- Llámala. – fue lo que respondió.

Todo en la cabeza le daba vueltas, no podía creer que todo lo que hasta un momento creyó eran alucinaciones, fuera ahora tan real como el cielo azul. Ahora todo tenía sentido. Definitivamente no era humano, nadie era como él y eso le asustaba más que nunca. No podía creer que el ver cosas, tener esa fuerza. Hablar cualquier lengua fuera algo oscuro siempre se creyó del bando blanco.

Yolín por su parte estaba emocionada, al fin los siglos de espera valieron la pea. Frente a ella estaba el hombre al que llamaría esposo y con quién conquistaría el mundo.

Los días pasaron y Yolín se hacía más cercana a Tae con sus encantos lo enamoraba y pretendía que ese lazo durara para siempre. Le mostró sus habilidades y le ayudó a sacra el potencial mágico con que había nacido.

Pronto aprendió a conjurar y estaba casi listo para obtener sus alas, lo único que debía hacer era, sacrificar lo más preciado que tenía que era su libertad. Debía jurar lealtad eterna a su padre y así sería el igual a Yolín, quien por los siglos y sacrificios hechos estaba por ascender al rango mayor dentro de la monarquía angelical. 

Yolín y Tae SangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora