펜타곤 ¡Te voy a secuestrar, Lee HwiTaek! [HuiDawn]

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HwiTaek estaba corriendo tras el menor, amigo de su chico de linda sonrisa. Estaba casi pisando sus talones a pesar de no saber a donde demonios iban.

Sólo atinó a seguir al muchacho cuando este entre sollozos le pidió que le siguiera rápido, para después comenzar a correr.

En su mente estaba la imagen de HyoJong teniendo un accidente y mal herido o algo parecido.

Miró confundido a su alrededor cuando el castaño paró frente a una casa de un piso, bastante bonita.

Yuto fué hasta la puerta de esa casa y golpeó para segundos después ser abierta por un sonriente HyoJong.

HwiTaek no entendía nada.

¿Estaba bien, entonces?

Yuto fué hasta él y le tomó del antebrazo para acercarlo al rubio. Quien al notar su presencia borró su sonrisa por un semblante sorprendido.

-Bien, ahora hablen.- miró a Hui- este tipo te quería dejar plantado, pagarte con la misma moneda.- apuntó a su hyung amigo.

Quién frunció el ceño y lo miró más que mal.

HwiTaek suspiró y miró al rubio con una ceja alzada.

-¿Así que me pediste vernos para dejarme plantado?

HyoJong se sonrojo al instante. Pues, en sus planes no estaba que su mejor amigo fuera por Hui y lo llevara hasta su casa.

-S-sí... -admitió con vergüenza.

Yuto los miraba con una pequeña sonrisa y algo de burla. Él sabía que HyoJong era tímido en cuanto a una persona que le gusta se trata, pero nunca pensó que lo sería con HwiTaek después de tanto mensaje pecaminoso que le dejaba en los comentarios de sus post's.

-Okey, me largo de aquí. Y arreglen lo que tengan.

Y sin esperar respuesta alguna de sus hyungs, se largó a su casa.

HyoJong con las mejillas aún algo rojas miró a HwiTaek, quién lo miraba con una pequeña sonrisa en sus gruesos labios.

El menor se hizo a un lado dándole el paso a su hyung para que entrara y pudieran estar más cómodos.

Al entrar a la sala, ambos se sentaron en el sofá compartido creando un silencio incómodo. O al menos así lo sentía HyoJong. Hui sólo disfrutaba de la vista que tenía, pues su chico de linda sonrisa se veía encantador con la notable vergüenza que se acumulaba en sus mejillas y orejas.

-Y bien, ¿en serio me ibas a dejar plantado?

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