Capítulo 30

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La serie de Once Upon a Time y sus personajes aquí mencionados no me pertenecen.

Gracias a todos por leer, por los follows, estrellitas y por los reviews.

Este es el último capítulo de esta historia. Pero, habrá un epílogo así es que no me despido oficialmente aun jeje.

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Estaba maravillada viendo a su bebé que había parado de llorar y abría sus ojitos color miel al mundo tratando de enfocar

- Es perfecto y tan bello - sorbió su nariz y luego tragó pesado mientras pasaba delicadamente el dedo índice de su mano derecha sobre el fino cabellito de su bebé quien ahora abría su boquita y apretaba sus ojitos para después abrirlos de nuevo

- Su mami es la mujer más bella de todos los reinos. No puede ser de otra forma - susurró David con cariño y amor para después depositar un beso en la cabeza de Regina

- Tú también eres muy guapo - susurró de igual forma y volteó su rostro para darle un tierno beso lleno de amor.

Se relamió los labios y dejó escapar un suspiro regresando su atención a su bebé. A pesar de que estaba agotada se sentía extremadamente feliz y casi podía jurar que no podía haber algo más hermoso que ese momento que estaba viviendo.

El nacimiento de su bebé, producto del amor verdadero, profundo y eterno que sentía por el hombre que lo había arriesgado todo por ella, que había ahuyentado toda la oscuridad, que le había hecho creer de nuevo en el amor y en la posibilidad de un final feliz.

Regina se sentía plena y llena de dicha, como jamás en su vida. Sonrió enternecida al ver a su pedacito de amor llevar su diminuta mano a su boquita

- ¿Quieres alimentar a tu bebé? - la pregunta de Granny les sacó a ambos de ese bello momento, porque David también estaba, al igual que su Reina, maravillándose en esa hermosa realidad que estaban viviendo.

La mujer que amaba con todo lo que era acababa de dar a luz a su pedacito de amor. Le acababa de dar un hijo, lo había convertido en padre y no podía amarla más, no había forma. Regina era su mundo entero, la luz que no sólo iluminaba, sino que también guiaba su vida. Ella y su pequeño Henry eran lo más importante, lo que más amaba en el mundo y lo hacían inmensamente feliz y dichoso.

Hicieron que el Rey se quitara de su posición y lo hizo con extremo cuidado procurando no lastimar a su Reina ni a su bebé.

Después, las doncellas se acercaron para acomodar un mundo de almohadas detrás de Regina para que se recargara. Todas pertenecían al grupo de aldeanos que fueron desterrados por serle fiel a la Reina y quienes se habían establecido en el Reino Blanco de nueva cuenta en cuanto el reinado del Rey David comenzó.

Henry y Albert se retiraron junto con Naranja y la mayoría de las doncellas para darles un poco de privacidad. Solo quedaron Granny y un par de mujeres que ayudarían a Regina, y David quien no quería despegarse ni un solo segundo de sus amores.

Una vez que estuvo cómoda, Regina bajó su camisón para descubrir su seno izquierdo y de inmediato recibió instrucciones de Granny. Les llevó apenas unos segundos, pero pronto el pequeño Henry encontró lo que, sin saber muy bien, buscaba.

La sensación llenó a la Reina de emoción al sentir a su bebé succionar vigorosamente, era una sensación hermosa, pero se quedó sin aliento cuando su pedacito de amor alzó su mirada para posar sus bellos ojitos en los de ella. Fue simplemente maravilloso y el corazón de Regina se llenó de amor puro, de ternura y de una felicidad inexplicable.

The Thing He Desires MostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora