Capítulo 13

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La serie de Once Upon a Time y sus personajes aquí mencionados no me pertenecen.

Muchas gracias a todos por leer, por las estrellitas y por los comentarios que me encantan.

Espero puedan disculpar cualquier error y que lo disfruten.

Los días siguientes en el Palacio se sentían como los más maravillosos que Regina había tenido desde que fue adolescente

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Los días siguientes en el Palacio se sentían como los más maravillosos que Regina había tenido desde que fue adolescente. Se sentía tan feliz, tan llena de vida y tan... tan esperanzada de que todo pudiera al fin salir bien para ella. Tomó aire y suspiró posando sus manos en su aun plano vientre y sonrió. No, no solo para ella, también para su bebé y para el apuesto hombre que la miraba del otro lado del jardín con sus hipnotizantes ojos azules que amaba tanto.

Regina había hablado ya con toda la servidumbre del Castillo Oscuro y a grandes rasgos explicó que David viviría ahí de ahora en adelante y que estaban juntos. Muchos se sorprendieron, otros pareciera que habían tomado la noticia de lo más natural y afortunadamente a ninguno pareció disgustarle.

David había tenido algunas palabras sobre todo con los guardias después de eso. No era tonto, sabía dónde y con quién estaba, la situación no sería de lo más fácil, era obvio que la reina tenía muchos enemigos que de seguro buscarían venganza y el embarazo, aunque ella quisiera negarlo, la convertía en un blanco más fácil y el príncipe jamás permitiría que le hicieran daño a ninguno de los dos.

El Capitán de la guardia, Claude, se mostró muy accesible con él y le juró que protegería a Regina tal cual eran sus deseos. David no confiaba del todo pero tampoco estaba en posición de desconfiar, pero si Claude llegaba a ser merecedor de su entera confianza se convertiría en uno de sus hombres de confianza y en verdad esperaba que pudiera suceder, mientras más unidos estuvieran todos se reducían las posibilidades de que, en dado caso de un ataque pudieran llegar a Regina fácilmente.

Le sonrió a la reina desde el otro lado del jardín, se veía preciosa como siempre, en uno de sus vestidos entallados y esos tacones tan altos que, a pesar del embarazo, se negaba a dejar porque eso le restaba estatura y porte. Era una terca, pero era su reina y él gustoso no le decía nada mientras realmente no se estuviera exponiendo a ningún peligro.

Se relamió los labios y después se mordió el labio inferior mirando hacia su árbol de manzanas, torció sus ojos, seguía aborreciéndolas y a veces le daban ganas de deshacerse de su árbol pero era algo que jamás haría. Era su preciado árbol de manzanas, como una parte de ella.

Suspiró un poco cansada, tenía que hablar con David de Sidney, ahora que vivía en el Palacio normalmente pasaban mucho tiempo juntos y eso le impedía trabajar en la forma de liberarlo, sin embargo era algo que no podía dejar de lado, no tenía tiempo, tenía que deshacerse de él antes de que su bebé naciera

- ¿En qué piensas belleza? - le preguntó al oído y Regina dio un saltito involuntario. No supo en qué momento se acercó a ella y le dio un pequeño susto - Solo soy yo - le dijo depositando un tierno beso en su hombro.

The Thing He Desires MostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora