Capítulo 8

7 1 0
                                    

Extraños conocidos.

5 de enero del 2017, 5:03 p.m

En ocasiones suelo preguntarme si quizás tengo algún problema mental, como  esquizofrenia o algo similar...

¿No les pasa lo mismo de vez en cuando?

Es una tortura psicológica, porque siento que quizás todo lo que pasa en mi vida es quizás solo proyecciones de mi cabeza.

¿Pensarán las personas con problemas mentales así?

Sería interesante pensar como una de esas personas por un día, nunca está de más ponerse en los zapatos de los demás.

Claro, cuando esas otras personas no sean Grecia, porque esta chica es un total descontrol personificado.

— ¡Mira una tienda de...! —Carraspeé un poco— Ouh ¡Lo siento, lo siento!

Sí, también es un poco imprudente.

— Es una tienda de música, ¿Podemos entrar? —Lloriqueó tal perro abandonado, cosa que hizo a su hermano imitar a un caballo.

Tenemos una granja de contacto en el centro comercial, ¿Qué les puedo decir?

— Está bien, pero no rompas nada. —Admito que parecía que hablase con su hermana pequeña, es decir, en el modo que ella parecía de siete años y él de veinticinco.

Sin darle muchas vueltas, terminamos entrando al lugar, en el cual obviamente me aparté de ellos, tocando el borde de las vitrinas y estanterías donde habían diferentes instrumentos.

Mis dedos rozaron delicadamente los bordes de guitarras y bajos.

Luego de unos pasos, mis manos descubrieron algo más grande y lleno de teclas, qué, al presionarlas, pude descubrir que éste era un piano antiguo.

Su sonido era envolvente y se te metía entre las costillas y hacían vibrar cada órgano en tu interior.

Me senté en el alargado y frío asiento con total confianza, suspirando a la vez que mi piel se erizaba por los relajantes sonidos de cada tecla que llegaba a tocar, no sabiendo realmente como tocar una canción siquiera, solo tocando entre tecla y tecla para sentir la satisfacción de ese sonido en mi sistema auditivo.

— ¿Te gusta? —Preguntó una voz conocida, pero no del todo. No recordaba exactamente la procedencia de ese tono de voz.

— Sí... Es agradable. —Respondí suponiendo que sería un empleado de aquella tienda.

— ¿Me recuerdas? Soy... —Y como siempre, aquí viene la interrupción diaria, me asusta que no pueda tener una conversación porque siempre me interrumpe la cabeza hueca.

— ¡Cristian! ¿¡Qué milagro te hizo aparecer!? —Así que él era...

— Hola, Grace. Trabajo aquí hace tres años, querida. —Parecia usar tono sarcástico, pero realmente no estoy segura.

— Oh... Bonito trabajo. —Sentí a la chica apretar mi hombro antes de decir algo más.— ¿Qué te trae a mi querida amiga Aly?

Ja. Ja. Adivinen quien va por mal camino.

— Grecia, ¿Puedes dejar de interrumpir una conversación por una vez en tu vida? —Pedí un poco frustrada.

— Es Grecia, no puede. —Se escuchó una voz lejana.

— ¡Cállate!

— Solo hacía mi trabajo, ya dejen de gritar, asustaran a los clientes. —Al fin no soy la única que pide paz.

— Uy, pero los amargados se unen. —Dijo de forma despectiva— Iré a ver la guitarra de allá... En el mostrador. —Escuché como dudaba de lo que diría y luego sus pasos alejarse.

— No hay ninguna guitarra en el mostrador, pero da igual... ¿En donde estaba? —Se preguntó a sí mismo, pues yo realmente no entendía demasiado con la velocidad que tomaron sus palabras.

— ¿Debo responder eso o...? —Y esta soy yo tratando de hablar con personas nuevas, muy bien Alyssa, llegarás muy lejos.

— No, yo... Agh, olvidalo. Ese es el problema de andar con Grecia. Bueno. Soy Cris, el chico de la fiesta.

—Hm... Sí, te recuerdo.

¡Falso! ¡Deja de mentir!

— Oh, genial. Pensé que tendría que presentarme de nuevo.

¡Por favor, solo hazlo!

— No, no hace falta.—Sonrío intentando parecer amable mientras mis manos siguen su camino por las teclas del instrumento.

Imbécil... ESO ERES ALYSSA.

Entonces logré oír entre los regaños que yo misma me otorgaba, el sonido de las campanas tintineando en la entrada de la tienda.

Y junto a ello, un gruñido que denotaba fastidio.

— Yo... Hablamos luego ¿bien? Debo volver al trabajo.

Y solo eso bastó para que el silencio total volviese.

Sabía que estaba rodeada.

Sentía ese ambiente pesado y a la vez ligero, al mismo tiempo que mi respiración se ahogaba por el temor de que los alaridos se hicieran presentes.

Aun en mis manos lograba sentir el tacto del piano, pero al rededor todo aparentaba estar  vacío y muy oscuro.

Sí tuviese que explicar a detalle la sensación, era como estar en un cubículo, rodeada de neblina y vientos húmedos.

Los gritos no se hicieron esperar una vez traté de emitir sonido.

Una vez más.

...

“Las personas se asemejan a la naturaleza... Pueden ser hermosas, admirables y mágicas en cualquier sentido. Pero cuando te adentras en ella, te das cuenta que todo aquello solo era una fachada para tapar una muerte segura.”

—BlueBooksR.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 13, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Tacto de Sus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora