Aiden

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¿Cuándo todo se había vuelto tan complicado?

Podría mentir y decir que la muerte de Jenny no me había afectado, pero no era verdad. Seguía siendo parte de mí, parte de la manada, y saber que había muerto por salvarme la vida, empeoraba mucho más las cosas.

Era inútil que intentara controlar a Lynn. Acabaría yendo a ver a su amiga y yo no lo podría impedir. tampoco podría impedir que tuviese amigos como ese... Dani. y no podría pedirle irnos de aquí, y hacer que deje a su vida atrás. Los demás me presionaban porque era tan fácil como imponerle mi voluntad, después de todo era su Alpha también, pero con Lynn no podía hacer eso.

De momento todos estábamos alerta, podía sentir la tensión en todas las mentes de mi manada, bueno en todas menos en la de Lynn, ¿que en aquel momento estaba pensando en hacer una guerra de gruñidos con mi perrito Max? No pude evitarlo y sonreí ligeramente. Sin embargo, el terror que sentían los demás hizo que la preocupación me invadiera de nuevo.

—Chicos, tengo un plan y no os va a gustar a ninguno —dije al fin.

Todos me miraron expectantes.

—Voy a rendirme —y los demás os vais muy muy lejos de aquí.

Lynn se levantó la primera. Ya sabía lo que pensaba sin que hiciera falta ni que lo dijera. Los demás empezaron a protestar. Sin embargo Lynn se quito la camiseta que llevaba puesta y se transformó delante de todos como si lo hubiera hecho otras mil veces. saltó por el balcón y la perdimos de vista.

Todos nos quedamos callados.

—Estoy totalmente de acuerdo con ella —dijo Lucas.

—Pero si no sabes ni lo que estaba pensando —dije yo.

—Sí, que si de verdad piensas eso, eres muy tonto —dijo Lucas y se encogió de hombros—. Creo que alguien debería ir a buscarla.


LYNN

Lo que daría por poder leer la mente de Aiden. ¿Cómo se le ocurre siquiera pensar algo como eso?

Ya sabía que me estaba llamando, había entrado en su forma lobuna y me estaba siguiendo, pero yo iba a ser más lista. Volví a mi forma humana (y los demás me decían que no sabia controlarlo) y robe una bata de enfermera del hospital.

No me costó mucho encontrar la habitación de Clara. Abrí la puerta y allí estaba. Pero no estaba sola. Estaba con Dani, quien sonreía amablemente y se veía sano. Lo mismo que Clara.

—Por favor, ¿me podrían traer ya la comida? Me muero de hambre —dijo ella mirándome a mí. Cierto. Bata de enfermera.

—En realidad yo... —empecé a decir...

Me quedé sin palabras. Estaba a punto de irme y salir corriendo de allí, pero mis dos mejores amigos empezaron a descojonarse. Literalmente.

Me quedé aún más sorprendida.

—¿Qué haces con esa bata, Lynn? —preguntó Clara.

—¿Sabes? ¿Sabes quién soy?

Al decir aquello ya no solo se descojonaban ahora parecía que se iban a morir de la risa. ¿Estaban drogados? ¿Serían las pastillas que les dan en este hospital? No entendía nada.

Clara levantó los brazos en alto para que fuera a abrazarla.

—Ven aquí, tonta, ya me extrañaba que no vinieras ni a visitarme —dijo mi mejor amiga.

yo seguía en estado de shock.

—Pero... —empecé y la señalé con la mano.

—Por Dios, Lynn, me inventé lo de la amnesia. ¿Tú te crees que le podría explicar a la policía o a mis padres lo que realmente pasó? ¿Contarles como unos perritos salvajes me atacaron? ¿Que mi mejor amiga se convirtió en lobito la no morir desangrada? —dijo.

Abrí la boca y no la podía cerrar. Señalé a Dani.

Clara puso los ojos en blanco.

—Tranquila ya sabe toda la historia.

Dani me miró y me sonrió. Era una sonrisa de disculpa.

—Chicos, creo que tengo que pediros perdón por unas cuantas cosas... —empecé diciendo sentándome al borde de la cama.

A B R U M A D A (IMPRIMADA SEGUNDA PARTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora