John recordaba aquel dÃa como cualquier otro.
Sherlock se encontraba obsesionado con un caso como siempre, no prestaba atención a las exigencias de su compañero, solo intentaba resolver un caso, no se encontraba de buen humor estaba pasando un mal dÃa en el trabajo, habÃa dÃas en que le gustarÃa charlar de sus problemas con su amigo, pero eso era algo que muy probablemente no pasarÃa.
Era un dÃa lluvioso y habÃa olvidado la sombrilla en el departamento, no tenÃa muchas ganas de mojarse, se refugió de la lluvia dentro de una cafeterÃa, pidió un café y unas donas de chocolate, de pronto comenzó a relajarse, siempre que estaba con el detective pasaba hambre ya que se la pasaban corriendo detrás de los ladrones asesinos en serie etc.
Pero ese dÃa sin el pudo disfrutar de aquel delicioso café sin ser interrumpido, estaba muy cómodo, cuando de la nada se apareció frente a él aquella silueta, esa era la única parte que tenÃa borrada dentro de su memoria, recuerda haber platicado, reÃdo un poco mientras charlaban sobre la vida, no recordaba lo cómodo que era conversar con alguien más que no fuera Sherlock, sabÃa muy bien que le querÃa, era su mejor amigo, claro que lo era, pero habÃa dÃas en que deseaba un poco de paz y tranquilidad, alejarse del bullicio, tener una plática tranquila con una persona común y corriente, aunque al final del dÃa sabÃa que a la larga terminarÃa por aburrirse de platicar con una persona asÃ, recordo también que ese dÃa rió a carcajadas incluso el mesero y las personas de la cafeterÃa le habÃan mirado con recelo, se terminó su café y la dona, se levantó y todo lo demás se encuentra borroso en su cabeza.
Después de eso solo recuerda sentir su cuerpo adormecido, pensó en aquel dÃa, podÃa escuchar a los doctores y a las enfermeras a su alrededor, luchaba por abrir los ojos, ya se encontraba completamente lucido, escuchaba y sentÃa cada cosa a su alrededor, pero no podÃa abrir los ojos o mover su cuerpo, mientras seguÃa en aquella camilla del hospital.
Por fin pudo sentir algo, sintió como unos labios rozaban los suyos, ¿quién serÃa aquella persona que se habÃa atrevido a besarle cual princesa en cuento de hadas?
Esta persona misteriosa se apartó después de unos segundos.
Por fin pudo abrir los ojos levemente, y aunque no pudo verle con claridad, supo enseguida que esa persona habÃa sido Sherlock Holmes, lo supo por qué vio su silueta alargada salir por la puerta, y también pudo distinguir su abrigo largo.
Pero ¿Por qué habrÃa hecho aquella cosa?
Durante años cada persona que conocÃan creÃan que ambos eran pareja, el siempre negaba ser homosexual, pero Sherlock jamás habÃa negado nada, la gente siempre les miraba y se reÃan de ellos cada que les veÃan juntos, no podÃa creerlo, su amigo jamás habÃa mostrado indicio alguno de sentir atracción fÃsica o afectiva por ninguna persona, claro alguna vez le habÃa llamado amigo, pero eso no hablaba de ninguna inclinación sexual o romántica hacia los hombres.
Tal vez aún estaba sedado y por eso habÃa alucinado aquel besó.
Ya se sentÃa mejor, por fin pudo moverse, querÃa probar que lo que habÃa ocurrido no era una jugarreta de su imaginación, asà que fingió aún sentirse mal.
Sherlock le cuestionó que era lo que recordaba, el dudaba de su cerebro, preferÃa esperar a tener todo claro para poder decirle todo sobre aquel dÃa, le dijo que aún estaba cansado, fingió dormir esperando cualquier indicio de que Sherlock le habÃa besado, después de tanto fingir dormir, realmente comenzó a quedarse dormido, unos ruidos provenientes del pelinegro le despertaron, ¿qué estarÃa soñando? aquellos ruidos le recordaban a gemidos de orgasmo, el sabÃa reconocer aquel ruido, los habÃa escuchado muchas veces con muchas de las chicas que habÃa salido, ¡pero Sherlock teniendo orgasmos! ¡teniendo sueños húmedos!
Eso era prácticamente imposible, cuando su compañero se incorporó alcanzo a vislumbrar que Sherlock tenÃa su miembro completamente erecto, sus mejillas estaban completamente sonrosadas, aún asà seguÃa teniendo sus dudas, y fingió aún sentirse mal, le pidió que le ayudará a ponerse la ropa aún cuando sabÃa que podÃa hacerlo por el mismo, espero a que el pelinegro fuera a su lado a ayudarle.
Pero este al darse cuenta de la erección decidió seguir sentado, esto comprobaba en parte su teorÃa, pero aún asà seguÃa con sus dudas
Sherlock recibió una llamada, quizá todo habÃa sido su imaginación, ya que cuando Sherlock se levantó de su asiento no habÃa ni rastro de la erección, por más que intento provocar algún tipo de sensación en el nada estaba resultando, aún cuando habÃa rozado sus manos un par de veces, no lograba que el chico hiciera absolutamente nada.
Cuando bajaron en el elevador Sherlock aún seguÃa con la mirada pérdida, tomaron un taxi, el taxista les miró con una sonrisa, por lo menos este no pregunto si ambos tenÃan una relación.
Durante el trayecto fingió estar dormido, sintió como Sherlock puso su cabeza en su hombro y la sostuvo todo el camino, el Sherlock que el conocÃa no habrÃa hecho tal cosa nunca.
Por fin después del gran trayecto llegaron a casa, subieron a la habitación del detective, el cual le pidió a que pasara la noche con el, para que nada malo le ocurriera, asà lo hizo espero con los ojos cerrados a que su compañero diera indicios de quererle besar de nuevo, pero el sueño se apoderó de el, hasta quedar completamente dormido, solo despertó cuando volvió a sentir la calidez de aquel beso, como aquella tarde, cuando abrió los ojos vio a su compañero, besándole, querÃa comprobar hasta donde podÃa llegar con aquel juego, eso era lo que el pensaba que todo lo que ocurrÃa solo era uno de los tantos experimentos de su compañero, le siguió el juego, y comenzó a besarle cada vez más apasionadamente, supo por los gemidos de su amigo que aquello no se trataba solo de un juego, quiso apartarlo de su lado, pero no pudo, aquella sensación tan placentera embargo todo su ser, ahora era él quien no podÃa ni querÃa parar de probar aquellas mieles tan exquisitas, querÃa seguir y seguir toda la noche, pronto se sintió igual o más excitado que su compañero.
QuerÃa probar a que sabÃa su cuerpo, acariciar saborear, recorrer cada centÃmetro de su piel.
Y asà lo hizo, acarició lamió y chupo hasta dejar completamente vacÃo excitado y extasiado a su compañero.Cuando terminó pudo ver a su amigo tumbado en la cama respirando con dificultad, intentando llenar sus pulmones aún vuelto loco de placer.
Esto sólo logró excitar más a John, le habÃa gustado tanto ver a su amigo retorcerse de aquella manera y disfrutar con cada caricia culminando todo con un orgasmo y gemidos provenientes de su boca.
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Johnlock
Fanfictiontodo comenzó cuando Jhon aparece misteriosamente en un edificio abandonado inconciente.