misterio

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El misterio aún continuaba, Sherlock se levantó de la cama, tomo el teléfono y escucho la voz que sonaba del otro lado de la línea, esta vez no era la voz de la chica, era una voz hecha por computadora, la voz le decía exactamente lo mismo que la última llamada, te daremos donde más te duele.

Ahora lo comprendía todo, sabía exactamente que la persona dedicada a hacer estas llamadas le había estado siguiendo muy de cerca, está persona le conocía muy bien, tanto para haberse dado cuenta antes que el, del amor que sentía por John, aquel amor que hasta ese momento el ignoraba.

Tenía que encontrar al culpable a como diera lugar, pero cómo hacerlo si se encontraba cegado por sus propios sentimientos, tal vez lo mejor hubiera sido alejar a John, quizá mandarlo de viaje a la casa de su hermana, aunque sabía que estando lejos no podría cuidar de el si algo malo le pasará.

Por el momento sabía que podría vigilarlo más de cerca gracias a las esposas puestas en sus muñecas, lo que había encontrado hasta el momento es que tanto Sherlock como John conocían a la persona que había intentado lastimar a su amado.

Lo sabía por qué John no había salido con esa persona mediante el engaño, el había ido hacia ese lugar en pleno uso de sus facultades mentales, además la persona implicada en esto sabía cosas sobre Sherlock, incluso de sus sentimientos por John, lo que daba a entender que los había estado siguiendo muy de cerca a ambos.

Sherlock sabía que John había estado saliendo cada jueves con esa persona, ya que solo se arreglaba de esa manera ese día, sumamente elegante, pero no tanto como para creer que fuera por negocios, por su forma de vestir y de actuar nervioso, había creído que se trataba de una cita con una chica, la ausencia de barba y la colonia que llevaba puesta lo delataban, pero al día siguiente no regresaba con ninguna marca o señal de haber dormido con alguna chica, su ropa no presentaba señal alguna, no olía al perfume de alguna chica, además no había labial en sus labios, ni tampoco en sus prendas.

El rubio era una persona descuidada, nunca había sabido ocultar que había dormida con una chica y tampoco parecía importarle, las chicas con las que salía siempre dejaban el color de su labial en el cuello de la camisa, o en la comisura de sus labios, por la forma en que vestía los jueves podía darse cuenta que había ido a un restaurante elegante.

Se notaba por la hora en que llegaba esos días que su cita no había terminado bien, cuando salía con chicas se notaba que después de ir a comer  la había llevado a un motel ya que siempre volvía hasta el amanecer y había rastros en su cuello de haber sido mordido y una cara de felicidad que no podía ocultar, pero durante esos días pudo escuchar a su amigo llegar por la madrugada, siempre a diferentes horas, por lo que se pudo dar cuenta que el no siempre iba al mismo lugar, también lo supo por la señora, Hudson quien era una entrometida, ella había encontrado los tickets en los bolsillos de su chaqueta, después se los había mostrado como de costumbre, esperando una reacción de celos o enojo tal vez.

Cada restaurante quedaba lejos de casa, había hecho los cálculos, la hora en que se había ido, la hora en que había vuelto, simplemente no había el tiempo suficiente para que hubiera culminado su cita llendo a un motel, por el lenguaje corporal de John a la mañana siguiente de sus encuentros se dio cuenta que se sentía un tanto decepcionado, pero más que nada se sentía avergonzado.

Ya había resuelto gran parte del caso, ahora sólo había que confrontarlo y preguntar con quién había salido aquel último jueves.

Sherlock pregunto si ningún titubeó, con toda la seguridad que le caracteriza llendo directo al grano.

¿Jhon, desde cuándo sales con hombres?

La cara de su compañero tomo un color rojo en sus mejillas, la pregunta le había tomado por sorpresa.

John vaciló al contestar.

¿De qué hablas?

Sherlock le dijo que ya lo había deducido hace algún tiempo pero había descartado la idea ya que John siempre decía que no era gay. 

Pero por su forma de reaccionar en ese preciso momento había confirmado que todo era verdad, sintió algo en el estómago, una sensación extraña, aunque sabía que tenía razón, obviamente siempre tenía la razón, pero algo lo hacía sentir diferente, nunca había experimentado esa sensación.

Trato de pensar y concentrarse en el caso.

Bueno contesta a la pregunta, no te estoy juzgando, siguió hablando, a lo que John contesto......

JohnlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora