timidez

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Por fin después de todo lo que había pasado por la mañana y aún con las ganas de seguir al lado de John, tuvo que ponerse en pie, aún sentía su cuerpo adormecido, sus piernas no tenían la fuerza suficiente, su compañero estaba junto a él, tumbado sobre la almohada mirando hacia el techo, ninguno dijo ninguna palabra.

Cuando por fin logro incorporarse, no lograba encontrar sus pantalones por más que los busco.

Escucho una risa, preguntando con voz burlona, ¿Buscabas esto? Sherlock se puso nervioso, estaba completamente envuelto entre las sábanas, aclaro su garganta, su voz estaba un tanto temblorosa,  a lo cual contesto con un gracias, esperando que su compañero le arrojará la prenda, pero en vez de eso escucho de sus labios  con voz coqueta ¡Si la quieres ven por ella! se acercó aún con las sábanas cubriendo su cuerpo delgado, cuando llego a donde se encontraba su compañero, este escondió la prenda, diciendo, ¡Si la quieres esto te va a costar!

Sherlock contesto, ¿Cuánto? El rubio solo sonrió, contestando, te costará un beso, su compañero se mostró tímido, pero se acercó a a él y le dio un beso fuerte en los labios, lo cual lastimó el labio superior del rubio, tomo la prenda, se dirigió a su habitación y tomo una ducha helada.

Mientras se bañaba pensaba en resolver el caso, ahora que había descubierto sus sentimientos no podía dejar que nadie le hiciera daño a su querido, lo último que recordaba de aquel día fue verlo salir por la puerta, parecía ir a una cita, ya que se había arreglado y afeitado, todo daba indicios a que saldría con una de las tantas enamoradas, ya era tarde y John no había llegado a casa lo cual no le preocupo, no era la primera vez que no llegaba a dormir, ya varias veces había dormido fuera, en la mañana no apareció por ningún sitio lo cual provocó que le dijera a su hermano que le ayudará a buscarle, por la tarde había recibido aquella llamada que le decía que ya lo habían encontrado, la voz detrás de la llamada era de una mujer, al principio creyó que la chica era la secretaria de su hermano, en esos momentos no ato los cabos, estába cansado y angustiado por su amigo, sus sentimientos le habían jugado una mala pasada, ahora recordaba por qué evitaba el contacto humano lo mejor posible, las relaciones humanas solo acarreaban problemas.

Aún con todo y eso no podía evitar acercarse a el, le tenía cariño y eso estaba nublado su juicio.

John tocó la puerta, anunciando que el desayuno estaba listo.

¿Cómo no quererle cuando se comportaba tan lindo con el? siempre preocupado por el.

Después de meditar un rato sobre lo ocurrido decidió salir del baño y vestirse, salió con lo primero que encontró en su guardarropa, llego a la cocina, John le sirvió un poco de café y pan tostado, sorprendentemente se lo comió todo, aún lucía pensativo, su mente divagava, intentaba no mirarlo, aún se sentía apenado por lo de anoche, pero  el rubio lo miraba fijamente con una sonrisa en los labios.

En esos momentos deseaba ser invisible, las emociones humanas eran un terreno totalmente ajeno para Holmes, siempre encerrado en su deseo por atrapar criminales, jamás se había parado a pensar que el también podía experimentar toda esa clase de emociones, era como si durante años hubiera vivido en una burbuja, con todo y pena miró sus ojos, el rubio se acercó más a el, cuando estuvo frente a su rostro le dio un beso tierno en los labios, se despidió de diciendo que tenía que ir a trabajar, se dio la media vuelta, pero Sherlock tomo su mano y de nuevo lo giro hacia el, diciendo a su compañero... ¡No irás a ninguna parte!

John le miró un tanto enfadado, intento luchar por safarse del agarre, pero el detective tenía mucha fuerza en sus manos, después del forcejeo Sherlock lo tomo por las caderas y lo cargo sentandolo sobre la mesa, John lo empujó pero fue en vano, le dijo...

¡Entiende no quiero que te vayas, me preocupa que te pase algo malo, y que no esté para poder protegerte!

Jhon le contesto que no podía tener miedo toda la vida, que tenía que seguir con su vida, y tenía que volver al trabajo.

Sabía que tenía razón, pero no iba a dar su brazo a torcer, su amigo intento levantarse de la mesa, pero entonces lo cargo en su hombro para después llevarlo a la habitación, lo arrojó a la cama y después se subió encima de su cuerpo, el pequeño forcejeo intentando levantarse, entonces, lo aprisiono más fuerza con su cuerpo, sus rostros estaban muy cerca uno del otro, ambos estaban cansados de luchar, miró los labios de su amigo y el sudor en su frente, todo esto le recordó la noche anterior ambos agitados y sudorosos.

Las pupilas de John estaban completamente dilatadas, mientras el se encontraba totalmente absorto y perdido en su mirada, ambas miradas llenas de deseo, lujuria y pasión.

Sherlock se inclinó aún más, para después besarlo delicadamente, aún no tenía la experiencia, pero eso no evitó que su amigo emitiera alguno que otro gemido y suspiro.

Mientras besaba a su querido Watson apasionadamente, buscaba con sus manos en el cajón que estaba al lado de su cama, de pronto dejo de besarle, para sacar unas esposas que guardaba dentro del cajón, las puso una en la muñeca de John y la otra en la suya, para después soltar una pequeña risa burlona... ¡Ahora si no podrás ir a trabajar!

Creyó que su amigo se molestaría, pero solo lo miro para después girarse invirtiendo los papeles, ahora era John quien estaba encima de Sherlock, al parecer, el beso que le había dado al rubio le había generado tanta excitación, volvió a besar a Sherlock, esta vez más apasionadamente, provocando todo tipo de pensamientos lujuriosos dentro de su mente, no paraba de emitir gemidos, la noche anterior había suprimido todos esos sentimientos, producidos por la vergüenza, ahora sus gemidos de placer no le avergonzaba, mientras el bajito besaba su frente ojos mejillas y cuello, dejo escapar un te quiero.

Watson contesto... !Yo también te quiero!
John siguió recorriendo su cuerpo con sus manos y sus labios, para después desvestirlo, se dio cuenta de lo apasionadas que pueden llegar a ser las relaciones, su amigo que ahora se había convertido en su amado, no dejaba de chupar lamer y saborear cada centímetro de su piel, sabía que tenía que trabajar, pero no le importó disfrutar un poco más de aquellos sensaciones que llenaban todo su cuerpo, provocando espasmos y temblores.

Sonó el teléfono una vez, estaba tan excitado que dejó que sonara, después de terminada la llamada volvió a sonar de nuevo tres veces más, la llamada era insistente, así que ambos tuvieron que parar el acto para contestar la llamada.

Sonó el teléfono una vez, estaba tan excitado que dejó que sonara, después de terminada la llamada volvió a sonar de nuevo tres veces más, la llamada era insistente, así que ambos tuvieron que parar el acto para contestar la llamada

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JohnlockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora