» 2 « [ c o n o c e r t e ]

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Jimin ingresó en aquel sitio una hora después de su hora establecida para simplemente tener paz, estar solo y poder realizar el baile sin interrupciones, sin gritos y totalmente sosegado.

Conectó su teléfono a aquel aparato, procedió a sonar aquella melodía y su cuerpo realizó movimiento tras movimiento en completa parsimonia.

En la puerta se encontraba aquel chico del día anterior, abrumado por los movimientos solemnes del peligris.

Jimin se preparó mentalmente para hacer aquel dificultoso movimiento que lo tenía en vilo noche sí y noche también. Procedió a saltar, girando en pleno vuelo y cayendo de forma inefable. Cuando sus pies tocaron el frío suelo, volvió a girar sobre sí, levantando su pierna izquierda a la par que la iba subiendo hasta su cabeza de a poco, con la ayuda de sus manos. Aquel movimiento requería de una elasticidad que el moreno jamás había llegado a presenciar, no de forma tan bella, como si no requisiese esfuerzo.

La mala suerte jugó en su contra, y al tratar de poner su pierna en tierra de nuevo, su pie giró de forma casi inhumana, haciendo que suelte un alarido a la vez que caía al suelo.

La melodía llegaba a su fin, y Jimin aún se encontraba en el suelo, le había salido el paso, se había caído al final, pero aquel último paso ya no requería mucho para hacerlo, simplemente se cayó porque tuvo que pasar y ya, pero lo difícil lo había completado. Estaba feliz.

El más alto se alarmó al ver como Jimin cayó estrepitosamente y corrió a socorrerlo.

Jimin giró al escuchar un grito más parecido a un suspiro ahogado, producto del miedo. Ahí se encontraba el ángel de ayer. Ciertamente sus ojos se iluminaron al verlo de nuevo, suponía que bailaba ahí, aunque jamás lo vio. Pero, ¿siempre iba a estar ahí cuando se caía o hacía el ridículo? ¿Qué clase de ángel de la guarda sobre protector era ese? 

Bufó y volvió a mirar aquella casi interesante loza, al sentirse una completa burla. Tenía vergüenza, de nuevo.

- Oye, te -tragó duro- ¿Te encuentras bien?

Alzó su mano haciendo el amago de tocarlo queriendo ayudarlo, pero la acción murió en el camino, volvió a bajar su mano. No sabía que hacer.

- Oh claro que sí, me acabo de caer pero oye, mi cuerpo es inmune al dolor, no pasa nada.

Comentó con un deje de ironía, puso sus ojos en blanco y volvió a mirar al moreno.

- Bueno yo solo quería ayudarte.

Jimin relajó su expresión facial y lo miró escrutándolo. El pequeño intimidaba con sus orbes oscuros. Bueno, al menos eso pensaba él, creía que se veía muy feroz.

Hoseok, que era como aquel bello chico se llamaba, no pudo contenerse la carcajada al verle la carita a Jimin. Suponía que quería verse rudo, pero causaba una ternura enorme.

Sus labios hacían casi un puchero, sus mejillas se habían inflado mientras adquirían un tono cereza.

- ¿Qué te hace tanta gracia imbécil? - Preguntó totalmente rojo al sentir la tintineadora risa del mayor en sus oídos, le regaló la risa más hermosa que escuchó jamás, pero su parte racional hizo que mirara a otro lado totalmente apenado ¿Tan poco agraciado facialmente era?

- Oh, pero cálmate precioso - Tomó la cara de Jimin con su dedo índice, obligándolo suavemente a que lo mirase. - Te veías tan tierno tratando de sonar como un chico malo.

- Vete a la pfmiefdha.

Trató de decir la última palabra pero una gran mano se lo interrumpió.

- ¿Quién te ha enseñado a decir cosas tan feas? Los bebés no dicen cosas malas, un respeto a tu mayor.

Jimin alcanzó su estado de ebullición, estaba enojado con aquel bello tipo. Lo empezaba a odiar. Quitó de manera brusca la mano del mayor.

- ¿Qué te hace pensar que eres mayor?

- Claro que lo soy, no tienes más de 15 seguro.

- Pero qué halago, ojalá, pero no cielo, tengo 19 años.

- ¿Ves? Eres pequeño. Yo tengo 20 años.

- Oh vaya perdón hijo de Jesús, creador del universo, amigo de los dinosaurios.

Hoseok emitió un sonido con su garganta parecido a una risa, mientras sus labios se curvaban en una sonrisa ladeada y entrecerraba sus ojos. Elevó ligeramente su cabeza. El maldito era condenadamente sexy.

Jimin se sintió algo intimidado por la presencia del mayor. No sabía ni qué decir ni que hacer.

- Veo que eres muy irónico, ¿No bebé?

Susurró acortando unos centímetros más, estaba relativamente cerca del menor. Ladeó su cabeza, acción que hizo que su cuello y clavículas se marcasen más, totalmente apetecible.

- D-deja de decirme bebé, no lo soy y ni siquiera me conoces. Eres un acosador. ¿Te molestaría si yo te llamase por algún sobrenombre raro?

- Claro que no, por ahora puedes llamarme Hoseok, pero quien sabe si en un futuro me llamas daddy.

El bajo sintió sus pulmones pesados, le costaba pensar con claridad.

Hoseok se alejó con avidez mientras se paraba, dejando un vacío en el pecho del chico.

- Eres un descarado.

Jimin aún se encontraba en el suelo, llegados a este punto ya no sabía ni quien era, ni como se llamaba.

- Un descarado hermoso.

- Desde luego... - musitó, el contrario abrió sus ojos divertido - DESDE LUEGO QUE NO, ACLARO.

- Los accidentes no existen Jimin.

» when nobody see us. « jhs + pjm. hopemin. 🍑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora