Temporada 2. Capítulo 6

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Naruto no puede decir nada, las palabras no llegan a salir de sus labios y pasar por aquel desagradable nudo de la garganta que dolía tanto, hasta el punto de lograr que sus ojos ardieran.

Sasuke sonríe para besar gentilmente su frente, relajado, como si el tiempo le permitiera un suspiro más de vida, un momento de paz para su cúspide momento y lo disfruta... sentir su casi desvanecida marca arder por la cercanía le hace recordar que está vivo, que no es un sueño y en realidad, si es ese no tan pequeño rubio quien rodea entre sus brazos.

El rubio poco recordaba un dolor en el pecho como de esta manera, un vacío que jamás se entiende por qué está ahí y parece nunca tener un fondo.

Desea de verdad, con todo el anhelo que su quebrantada alma puede suplicar que todo aquello pueda desvanecerse. Esa misma mirada cansada, los labios resecos, ojos hinchados y cuerpo tan pálido que puede trasparentarse, ¿puede desaparecer si lo suplica tanto?

— Siempre te gustó dormir conmigo.— susurra, cerrando sus ojos lentamente para divagar entre las memorias impunes que su cabeza guardaba con cuidado, para pensar en esos momento cada que sentía su vida escaparse de sus manos. Justo como ahora.

(...)

—Llegas tarde...—Un demacrado Gaara observa sin emoción a un descuidado Obito, con su traje negro y aquella marca en su ojos descubierta.

El pelirrojo poco dice con su mirada fastidiada en medio de unas enorme ojeras y una luz inexistente en su ser.

—¿Lo pensaste? Espero que sí, la denuncia ya está hecha, y por la gravedad del asunto ya investigada.— confiesa, sin miedo de llamar la atención de quienes caminaban en sus llamadas por aquel enorme pasillo, donde en un marco enorme, la fotografía de Fugaku imponía en el lugar, sin ni siquiera estar ahí.— Debo admitir que ayude a que se agilizaran, no me sorprendería verlos entrar por esta puerta en cualquier momento.— muestra ese semblante orgulloso, de años de soportar humillaciones e injusticias entre las personas que más amaba, hasta inocentes por la viles acciones de un hombre déspota, capaz de hacer lo que sea por su éxito.

— Si ya solucionaste todo, ¿Para qué me necesitas de tu lado?–

— Sinceramente no lo sé, sea o no tu testimonio parte del jurado no importa, hay demasiadas pruebas para quebrantar mi denuncia...— regala una sonrisa, que poco perece fingida, de verdad se siente orgulloso por su esfuerzo e incluso se siente valiente después de tantos años en las sombras.— supongo que creo, eres un hombre con ética, capaz por su cuenta, aceptar los errores que cometió y traerle paz a una alma que necesita descanso.—

Antes de tan siquiera lograr comentar al respecto, las enormes puertas de vidrio fueron abiertas sin delicadeza, dejando entrar el aire caluroso de afuera y revolverse entre un reconfortante olor a menta que inundaba el edificio.

Un hombre de traje negro y gesto duro caminaba con firmeza hacia el elevador, nada de ellos sorprende, puede creerse que es algún socio prepotente llenando, sin embargo, los 3 policías detrás suyo dejaban en claro que hacían ahí.

Todos conocían los secretos dentro del sitio que aparentaba ser moralmente correcto, era una falsa muy bien cubierta, o eso creían.

—Si que llegaron rápido.— responde, dirigiendo una última mirada al Sabaku que se quedó estático en su lugar.

El presente es imponente y no le había dado tiempo de arreglar unos antiguos asuntos sin tratar.

Un azabache que necesitaba escuchar por última vez.

Incluso se le dificulta respirar con sencillez al tener su teléfono en sus manos y reunir valor para seguir de pie y no caer. Era lo último que quería hacer.

¡Papá-teme es mío~ttebayo!    |NaruSasu/ EDITANDO| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora