Temporada 2. Capítulo 10

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Las cosas mejorarán, escucho decir en cada persona que venía mostrar misericordia a su dolor.

Nada iba a mejorar o cambiar porque primeramente, ese algo ya no existía.

Sintió el vacío enorme caer en su cuerpo, la sensación de saber que en este mundo terrenal no existe ser que pueda calmar el dolor que desprende su alma quebrantada, es un sufrimiento que ni nombre tiene.

Está solo y la sensación es agobiante; insoportable. No sabe que hacer o a tan quisiera reconocer un lugar. Adonde huir porque no hay nada ni nadie a quien acudir.

Está solo.

Y quiere llorar, explotar, si es posible desaparecer. Sus fuerzas ya no pueden con esa falta de cariño, de calor y apoyo que cualquier persona necesita en su vida. No sabe si un día acabará, si tan sólo son sus malos actos que no puede ver o reconocer, ser capaz de comprender por qué él y de esa forma.

Quiere paz, y la tenía, Sasuke era quién le regalaba esa paz cuando los problemas caían encima de él y la presión lo cegaba; lo llevaba a una oscuridad irreconocible, despiadada en donde no puede verse ni siquiera así mismo.

Sasuke era su luz, era la forma en que podía regresar a casa. A sus brazos, pero ya no está, y ¿Por qué?

Porque siempre pasaba eso, porque todos lo abandonan de una forma u otra, no puede, es pequeño y frágil. Aunque intente aparentar que realmente puede, que las cosas saldrán bien porque se esfuerza para ello; la realidad es otra, está desgastado. Su cuerpo, su esencia y la fuerza con la que movía su energético ser, ya no está... es un muñeco, que debe hacer las cosas porque así es, no puede detener el tiempo y la vida es cruel como para darle un descanso del que ruega poder gozar.

Explota, lo hace; llora cuando el dolor en su pecho es demasiado para controlar. El vacío cae en su estómago que duele, en la falta de aire que siente y que ahoga todos sus sentidos.

El ruido desaparece igual que el aire en sus pulmones para reemplazar con una fuerza enorme la forma de desprender su dolor a través de un llanto quebrantado, lastimoso y pidiendo auxilio a cada bocanada.

Que alguien lo vea y decida salvarlo, que no puede ya; suplica ayuda porque ya no puede más, realmente no, pero aunque se sienta su desesperación nadie hace nada.

Está solo, y es horrible estarlo.

No quiere estarlo más pero no sabe cómo tener esa mirada oscura otra vez en su vida para darle el sentido que merece, el que está perdiendo cada vez más con rapidez.

Y es que las cosas fáciles se vuelven difíciles cuando esas emociones abunden, nada puedes hacer bien sin cuestionarse si lo estás logrando.

Si estás viviendo o sólo siguiendo una rutina.

La que Naruto intenta con fervor mantener una apariencia buena, una sonrisa sincera, unos chistes que decir cuando sus compañeros están mal y que sus mundos se derrumban, sus mejores palabras incluso los abrazos más cálidos de un cuerpo que ya no siente y sigue por seguir.

Con las decepciones y crueldad que su propia vida le obligó a sufrir, nada de compasión a pesar de sus actos con sinceridad.

Y aunque dentro de sus ojos rasgados que se ven al sonreír, hay una mirada que expresa un colapso, un llanto que guarda, una salvación que no puede encontrar.

Pero todo está bien, Naruto lo hace bien, tanto que hasta el mío cree que lo está.

A pesar de llegar y desplomarse, que el nudo exista a cada momento de su vida, a la que no sabe controlar o cómo seguir.

¡Papá-teme es mío~ttebayo!    |NaruSasu/ EDITANDO| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora