Capítulo 7: los exámenes chûnin tercera etapa

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Con la segunda fase superada, los cinco equipos restantes se dirigen hacía la aldea de la hoja para la última etapa del examen. Todos están exhaustos después de su última prueba, no pudieron descansar ni un poco ya que ni bien terminó esta, fueron informados de que debían partir en seguida de regreso, pero no tenían que preocuparse mucho, en la hoja ya tendrían el tiempo de descansar. Una vez que llegasen a la aldea tendrían dos días antes del examen, en este tiempo se les daba la oportunidad ya sea de entrenar o recorrer la aldea.

Durante el viaje de regreso todos estaba bastante callados, el agotamiento era notorio, casi todos dormían en el tren. Las únicas personas despiertas eran Sarada y Aria, que estaban conversando.

—es increíble lo que tu hermano puede hacer, en especial su velocidad—dijo Sarada.

—es verdad, él ha sido muy bueno desde siempre, todo el tiempo entrenando ya sea con mi papá o solo—dijo Aria.

—así que es muy dedicado con su entrenamiento, bueno eso se refleja muy claramente cuando pelea—le comentó Sarada.

—a veces creo, que entrena tanto sin saber realmente a dónde quiere llegar, simplemente camina hacia adelante si un objetivo fijo, sin ver más allá de sus propios pies, eso seguramente lo frustra—dijo Aria con la mirada un poco triste.

En ese momento Sarada recordó las palabras de Seikan cuando entrenaron por primera vez, acerca de que él la admiraba por tener un sueño y un objetivo a cumplir, esas palabras cobraban sentido ahora.

Aria continuó hablando de su hermano con gran admiración, era claro que lo quería mucho.

—él es un poco extraño a veces, tiende un poco a aislarse de los demás, pero realmente es muy amable y si lo llegas a conocer bien se vuelve una persona que no puedes olvidar—dijo Aria.

—eso no parece cierto, el Seikan que conozco es bastante abierto, de hecho, el me buscó para ayudarme a entrenar—dijo Sarada.

—haa, eso debe ser porque tú le agradas mucho—contestó Aria mientras dejaba salir unas risitas.

El corazón de Sarada latió rápido por un instante, de nuevo ese extraño sentimiento que ya había tenido antes, un sentimiento que solo tuvo una vez cuando Boruto le prometió ayudarla a convertirse en hokage, tocó su pecho e intentó calmarse un poco, decidió cambiar de tema y preguntó.

—tú también entrenas con tu papá.

—sí, aunque mi papá se contiene mucho cuando entrenamos, era más severo con mi hermano, él me subestima demasiado, por eso debo convertirme en chûnin, para demostrarle que soy capaz de superar cualquier reto—le contó Aria.

Sarada se sintió identificada con Aria y su deseo de mostrar que era capaz de llegar a ser algo más. Las dos chicas congeniaban muy bien, tal vez era el hecho de que en su sangre corría el mismo kekke genkai, o solo porque sus aspiraciones eran parecidas, pero cuando estaba con alguien del clan Kinkô se sentía muy cómoda.

Los equipos llegaron a la aldea de la hoja al amanecer, en la puerta principal se encontraba el hokage y su escolta para recibirlos.

Luego de unas palabras de bienvenida los ninjas extranjeros fueron llevados a su respectivo alojamiento. Seikan apareció en el lugar y se encontró con Sarada.

—vaya, es bueno volverte a ver, puede que sea mi imaginación, pero noto que algo cambió en ti—dijo Seikan.

—ni te imaginas lo mucho que crecí en este examen; me imagino que vienes a ver a tu hermana no es así—respondió Sarada.

Un destino Tallado en las ConstelacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora