Cólera

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Mayo de un día cualquiera pude ver como lanzaba mi corazón, calculando con una precisión para no volver a ver lo que me hacía vulnerable. Pasando horas del incidente que congela mi entorno con un vacío donde pude producir eco con mis intentos de sollozar, perdonar para ser juzgado sin necesidad de limpiarme la conciencia, nunca hice un acto puro más que por mí.

Presencio el mismo patrón que oculta la noche, quebrarme pues con luz no me doblego y con gente menos. Algunos lo llaman debilidad pedir ayuda para desahogarse y yo le llamo confianza a todo lo que tenga que desgarrarse. Cada camino que escojo sin pensar las consecuencias de la misma, se agranda más ese laberinto que opaca mi salida, mi paz. Es costumbre el no acostumbrarme a lo que se mueve en mi cumbre, pero eso no me sucumbe pues he pasado por escenarios lúgubres.

Quema tanto las veces de impotencia y el ardor de la garganta cuando devuelvo mis sentimientos, envuelvo mis momentos y repito el ciclo. Repito pues no sé qué más hacer, aunque aparente tener las soluciones a mi alcance solo pido que alguien me ayude, que me salve de mi propia furia, de mi propio desprecio.

Pasar de ser alguien cauteloso a un ser que se desquita con cada relato, con cada poema, promover un poco de debilidad, ser duro, no admitir mis errores, gran problema. La cólera puede reflejar un sinfín de cosas que vuelven impotente a este infeliz, pero refleja más la soledad de un empolvado corazón, el rayo de luz que con los años se fue opacando y un desprecio que fue despertando.

Lamentos de un Marginado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora