El último aliento

35 2 0
                                    

Me costaba levantarme para ir a la universidad, de mala gana abría los ojos, no sé el motivo por el cual sigo estudiando, quizás radica en uno sólo y es hacerlo por la que me concedió la vida, mi preciada madre. Pero ya no hay más motivación, lo que creía saber, no era ni la cuarta parte de todo lo que había.

Reventando mis tímpanos con un poco de rap, de esos que te hacen dudar y a veces encontrar la respuesta, pero ese momento se sentía diferente, las canciones que escuchaba dolían como nunca habían dolido, resumiendo las cosas que he querido decir, hacer, sentir. Creer que de mi dependo, no es ninguna mentira y tampoco hay verdad en eso, dependo en culminar el estudio que empecé, pero no dependo de las ganas de realizar algo que no me llena, puede que suene mal, pero simplemente no me llena o soy muy poco para la misma, es jodido buscar un talento, si todos pasan rápido para crecer y yo voy tan lento, expresar mis penas a manera de purificación... No, no lo considero de esa manera, es más un recordatorio de lo pésimo que soy.

Mentirme con una expectativa de que todo se pondrá bien, que haré lo que en verdad me apetece, parezco un niño contando sus más grandes sueños, siempre hay duda, siempre hay pesar, incertidumbre, una corazonada que hará esfumar eso.

Esperando a unas horas de iniciar la primera clase, no había nada que hacer, mi cuerpo sentía un peso excesivamente absurdo, pensando en lo que quería, tiempo rápido o tiempo lento, nada estaba a mi favor. Iniciando, sentado donde siempre, abarcando lo que aprenderé y si lo aplicaré, lo único que pongo en práctica son las restas, restar dinero, restar amigos, restar horas de sueños, pero indirectamente querer igualar todo y todo dando cero.

Terminando y siguiendo con la siguiente, no sé qué es peor, avanzar con el resto o adelantarme y mostrarme engreído cuando siempre menciono que no me importa lo que digan sobre mí, pero vamos, sientes lo mismo, sientes feo, pero cuando es distinto, te vuelves de la misma manera cuando te critican, irónico ¿no? Claro que lo es.

Ultima, impaciente por largarme, materia de siempre, pero con un profesor de lo menos común, en parte es placentero salir de esa monotonía con los que enseñan, atrasándome con los trabajos que a primera vista se ven complejos y cuando leo sus respectivos apartados entro en razón, no hay nada complejo en eso o imposible, es lógica, pura lógica y nada más, todo se resumía en lo paciente que debía ser para esperar diez minutos y salir. Todo acababa y todos felices.

Que rayos sigue manteniéndome cuerdo y sin deseos de dormir sin fin, esa fila para el regreso era una eternidad, más se sentía el primer día, pero al igual que un campo minado, pasarás si te aprendes la ruta, en mi caso saber cuándo hacerlo o no. Dentro del transporte con un grupo de personas al mismo destino, hablando con sus amigos sobre lo bien que se encuentran, otros con el celular aparentemente escribiendo y yo, analizando todo y sintiéndome solitario, sin contar a alguien como me sentí.

Llegando otro transporte rumbo a mi casa, pensando en las posibilidades que hay para siempre dormir, saboreando lo que en este momento siento, no hace falta nombrarla, pero esforzándome para que en ninguna noche de mi último aliento.

Lamentos de un Marginado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora