Si Quiero

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Hoy era el día de nuestra boda, estaba nerviosa, demasiado nerviosa diría yo. Desde hacía una semana, a medida que se acercaba el día, mis nervios iban aumentando y digamos que para una persona que sufre ataques de ansiedad cada dos por tres, eso no era del todo bueno, pero bueno, el caso es que me daba igual, hoy me iba a casar con Nina y no podía creérmelo.

Las cosas eran perfectas, quedaban tan solo unas horas para la boda y no podía parar de dar vueltas por la habitación donde me estaba preparando. Mi hermano entró.

-Enana ¿podrías dejar de dar vueltas? -preguntó riendo.

Yo solté una carcajada.

-Daniel -dije-, ¿crees qué papá se sentiría orgulloso?

Se acercó a mi y me tomó por los hombros.

-Él está orgulloso, esté donde esté, está orgulloso -dijo mirándome a los ojos-, y yo también.

Sonreí.

-¿Sabes algo de mamá?

Él no dijo nada, solo negó.

Después de la discusión que tuvimos, Nina y yo dejamos la casa de mi madre y a día de hoy, aun no se ha dignado a hablarme.

-Ella se lo pierde -dice Daniel quitándole importancia-. Ahora quita esa cara, hoy es tu día así que disfruta joder además, estás preciosa.

Asentí. Llevaba un corpiño de encaje negro, una falda de tul blanco que llegaba unos dedos por encima de los tobillos, unos botines de plataformas que a pesar de ser muy altos, eras muy cómodos y una americana negra. Mi pelo estaba  semirecogido con un broche dorado y un maquillaje natural, sé que no es muy propio de una novia ir así a su boda, pero a mi me encantaba.

-¿Crees qué Nina ya estará lista? -pregunté mirándome en el espejo.

-Creo que ... -Dan fue interrumpido.

Se escuchaba a gente correr y hablar apresuradamente por el pasillo, mi hermano salió para ver que pasaba y a los pocos segundo entró corriendo.

- Es Nina.

Esas palabras me bastaron para salir corriendo, no sabía donde estaba. La fui a buscar al cuarto donde supuestamente se estaba preparando, pero allí no había nadie, vi por la ventana que mucha gente estaba apiñada y entre ellos, distinguí a Nina, salí corriendo de nuevo. Bajé las escaleras corriendo tan rápido que me caí, pero conseguí agarrarme a la barandilla. Cuando llegué a donde estaba todos, a empujones, llegué a mi novia, ella estaba inconsciente en los brazos de mi hermano.

Todo pasó demasiado rápido y lo único que sé es que a los pocos segundos, la ambulancia llegó y se la llevaron, yo subía al coche con mi hermano y la seguimos. El trayecto fue silencioso, pero a la vez muy tenso y aterrador.

Nina había sufrido un colapso pulmonar, no sabíamos porque y los médicos no nos decían nada, solo que teníamos que esperar en la sala de espera. La madre de Nina llego pocos minutos después que nosotros, estábamos en la sala de espera de urgencias, Mishka, Daniel y yo que iba vestida de novia. Luego de dar mil vueltas y de preguntar una y otra vez en el mostrador de información si sabían algo, me sentí y e quité los zapatos, estaba muy cansada. Mi hermano se sentó a mi lado y me dijo:

-Duerme un poco, yo te avisaré si nos dicen algo.

Aun sin estar muy convencida, me apoyé en el hombro de mi hermano y al poco tiempo, me quedé dormida.


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(Narra Daniel)

Nada es para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora