04

14 1 0
                                        

 "... ahora estoy en las manos de Abraxas"

. . . . .

.

.

.

.

.

.

.

"Jungkook desapareció"

Era lo único que resonaba en la mente del mayor. La frase hizo eco por toda la habitación, todo se encontraba en silencio a excepción de sus respiraciones. Ni siquiera el sonido de los autos pasar podía ser escuchado. El ambiente comenzaba a tornarse pesado mientras las duda, la preocupación y el remordimiento de ambos volvía el aire tenso. Esto no podía estar pasando, todo debía de ser una broma. Pero la seriedad de Nam demostraba que esto no era una broma, ni siquiera una bien planeada.

− ¿De... desaparecido? Oye, n... no puedes bromear con cosas así. Jungkook no puede estar desaparecido, ¡dime que no es verdad! − Seokjin estaba impactado por la noticia, pensando que solamente estaba jugando él, pero al ver a Nam incapaz de sostenerle la mirada, entendió por fin que todo era verdad, que el más pequeño del grupo había desaparecido.

− Hyung... Es verdad... Jungkook...− Nam bajó la mirada y rascó un poco su nuca. En verdad estaba desaparecido. Nam no fue consciente del momento, hasta que sintió como caía al suelo con un dolor punzante en el rostro, Seokjin le había dado un puñetazo en la cara al enterarse de la noticia.

− ¡¿Por qué mierda no me lo dijiste en un principio?! ¡¿Por qué esperar a que regresara para enterarme?! ¡¿Hace cuánto que desapareció?! ¡¿Y por qué no me dijeron nada?!




Namjoon

Me sorprendió la reacción de Seokjin, no esperaba que fuera a golpearme, estaba completamente alterado y fuera de sí mismo. La noticia de la desaparición del más pequeño le tomó por sorpresa y, como era de esperarse, su reacción había sido explosiva. Nos costaba imaginar que el pequeño Jungkook estuviera desaparecido. Aquel chico inocente e ingenuo al que habíamos jurado proteger todo el tiempo, ya no estaba con nosotros.

−Debes tranquilizarte un poco. − Intentaba sin éxito alguno calmar a Seokjin, ya que temía que en algún momento fuese a colapsar. Quise acercarme y tranquilizarlo, pero me rechazó a penas puse mi mano sobre su hombro; había estado temiendo esa reacción en él y me veía incapaz de ayudarle porque, al igual que él, estaba angustiado por la desaparición de Jungkook.

Seokjin caminaba de un lado a otro en la habitación, murmurando cosas que yo no alcanzaba a escuchar, pero suponía que se debía estar culpando por no haber estado aquí para Jungkook, ya que yo mismo me culpaba. Seokjin, frustrado por ser el último en enterarse de todo, pasaba la mano por su cabello una y otra vez despeinándose. Estaba demasiado angustiado y su mente trabajaba en entender que pudo haber pasado para llegar a ese punto.

Era tanta la presión que debía estar sintiendo en ese momento, a tal punto que comenzaron a darle fuertes dolores de cabeza que no podía resistir. Comencé a preocuparme al verlo quejarse de dolor e inmediatamente llegué a su lado y lo sujeté para evitar que cayera de golpe al suelo. Estaba tan preocupado por su reacción que no supe qué hacer para ayudarlo.

− ¡¡Hyung!! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué sucede?! ¡Dime algo! −

− Du−duele...− Seokjin sujetaba su cabeza con fuerza tratando de mitigar el dolor sin éxito alguno. Nunca lo había visto de esa manera, y a cada momento, el dolor parecía volverse más intenso.

El Asesino de AbraxasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora