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Los amigos de Lara...

- Gala -

- Chicos, ¿habéis visto a Lara? Desde las tres y media no la veo. - Les pregunté a Julen y a Hugo.

- No. ¿Cómo que no sabes dónde está? Si estaba contigo. - Dijo Julen.

- No, conmigo no estaba. Me dijo que quería que le diera el aire y ya no la he vuelto a ver.

- Lara no es de desaparecer así como si nada.- Dijo Hugo.

- Pero Gala que son las putas cinco y media de la mañana. Que hace más de dos horas que no sabemos nada de ella.

- Bueno, Julen tranquilizate, que aparecerá. Ya lo veras. - Dije. - O eso espero. - Susurre.

- ¿Vamos a buscarla? - Propuso Hugo.

Estuvimos hasta las seis y media de la mañana buscándola y ni rastro de ella. Toda la casa ya estaba avisada y habíamos estado todos buscandola.

- ¿Dónde mierdas está tío? - Dijo Julen. - Nada de esto me da buena espina. 

Al final decidimos ir al apartamento a ver si había llegado allí y a descansar un poco. 

- Julen -

Entre a la habitación que supuestamente iba a compartir con Lara, y ni rastro de ella, como suponía. Su móvil seguía conectado al cargador. Normal que no contestara al teléfono, si ni siquiera lo llevaba.

Me tiré  encima de la cama exhausto. Inmediatamente se me vino a la mente la situación en la que estábamos ella y yo hace unas horas, ojalá estuviera aquí conmigo. 

Tenía que haberla retenido conmigo, pero tenía que dejarla ir, me lo pidió, y yo no soy nadie para retenerla.

Aunque no podamos estar juntos, la he querido, y lo sigo haciendo, me preocupo por ella y por como está, aunque no hablemos ni nos veamos. Siempre de alguna manera nos enteramos de cómo estamos, ya sea por terceras personas o por cosas que acabamos viendo por Instagram. 

Si le ha pasado algo juro que me da algo. 

Al final por más que no quisiera, me quede dormido.


Por otro lado Lara...

Cuando llegamos a comisaría, dos agentes se levantaron corriendo de sus asientos.

- Dios mío ¿qué ha pasado? – Dijo una agente de policía.

- No se acuerda de muchas cosas, pero lo único claro que me ha dicho es que la han... violado – Dijo susurrando Fátima. Como si no fuera a escucharlo... Yo ya había empezado a llorar, y no podía articular palabra. – No nos ha podido decir mucho más porque es que la pobre está que no puede hablar.

Tenía a dos agentes de policía cogiéndome, una por cada lado. Y una de ellas me decía.

- Tranquila mi amor, ya estás segura. Ven, ven, vamos a sentarnos aquí. Con cuidado. Así, eso es. – Me senté en la silla. – Ya está, ya está.

Me apartaron en un cuartito que tenían. Pedí que tanto Fátima como su hijo se quedaran conmigo. Tenía miedo.

- ¿Cómo te llamas?

- La... - Cogí aire. - Lara.

- Lara, muy bien Lara, mira lo primero es que te reconozca un médico. – Me puse nerviosa. – Tsss, pero tu tranquila. ¿Quieres que llame a casa? – Yo negué. – ¿Me dices el número de tus padres? – Volví a negar. – Bueno, pues nada, cuando tú nos digas eh. – Dijo con voz muy dulce. - ¿Qué edad tienes?

- Dieciocho.

- Esta bien. - Dijo mientras lo anotaba.

- Recuerdo estar luchando. - Empecé diciendo.

- Luchando ¿contra qué?

- No... lo sé. - Me salió un sollozo. - Tengo imágenes distorsionadas de... de varios hombres.

- ¿Eran más de uno? – Yo asentí.

- Yo no me podía mover... me quede... paralizada. Ellos tenían una navaja. Me la pusieron aquí. – Indiqué el cuello. No podía casi hablar, me faltaba el aire. – Yo no quería.

- Tss, tranquila.

- Y, ¿les conocías? ¿Eran conocidos tuyos? - Dijo ahora la otra agente.

- No los vi, no les vi la cara.

- Estaba muy oscuro ¿verdad? - Dijo la primera agente que había hablado.

- Sí, y llevaban algo en la cara, no recuerdo bien el que... solo... solo sé que no les vi la cara.

- ¿Recuerdas más o menos la hora en la que ocurrieron los hechos? – Ahora preguntó la segunda agente. Yo no podía dejar de llorar, me faltaba el aire.

- E.. era... eran casi las 5 de la mañana creo. Yo... no sé... cómo llegué allí, no... no me acuerdo de... de nada después de pasadas las 4. Tengo imágenes del interior de una furgoneta. - Vi como la agente apuntaba todo lo que yo le iba diciendo.

- Tsss, escúchame, ahora estás segura, esos hombres no te van a volver a atacar, de eso nos encargamos nosotras. – Dijo la primera agente.

- ¿Puedo... puedo ir al baño ahora? Es que me siento tan sucia...

- Ya... si es para hacer pipí sí, pero todavía no te puedes lavar.

- ¿Por qué? - Dije desesperada, me sentía sucia, tenía ganas de arrancarme la piel.

- Porque primero te tiene que reconocer el médico para buscar rastros biológicos de los agresores. Es que eso es muy importante en esta fase. La ropa también te las tendrás que quitar, puede que encontremos alguna parcial de huella en el vestido. – Dijo con la voz muy dulce. – ¿Vamos al médico?

Me acompañaron las dos al médico y allí me hicieron una exploración de todo el cuerpo, cogieron muestras y también comprobaron si hubo agresión sexual.

Después de acabar todas las pruebas volvimos a la comisaría.

-Vale Lara, los resultados de las pruebas estarán en unas horas. Pero nos han adelantado una cosa... y es que sí que hubo agresión sexual. Lo que no sabemos es si utilizaron preservativo o no. Y también han podido observar que tienes un desgarro en la entrada y la sangre que ya era visible. Lo que confirma por completo la agresión. - Nos dijeron las agentes a Fátima, a Lucas y a mi.

- ¿Y no se puede saber aún nada más? - Preguntó Lucas.

- Me temo que no, ahora toca esperar. Lo malo de estos casos es que si la víctima no se acuerda de nada, el caso se acaba archivando.

- Oh, venga ya, ¿en serio?

- Sí, lo siento. Nosotras también lo sentimos. Si fuera por nosotras seguiríamos investigando, pero los jueces en cambio sólo ven que faltan pruebas y no van más allá.

- Vale Lara, ahora mientras esperamos los análisis de tóxicos, puedes irte a casa a descansar. - Dijo la otra agente. - ¿Quieres que llamemos ahora a casa?

- Sí.

Look After YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora