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Mis padres cuando los llamó la policía, inmediatamente salieron de casa. Lo unico es que les dije que me recogieran en casa de Fátima, no quería seguir más en la comisaría. Iban a tardar bastante, porque si ya estaba lejos lo que era la fiesta, de mi casa, ahora yo estaba aún más.

- ¿Y... me puedo duchar ya? - Le pregunté a Lucas.

- Claro, ahora ya sí. Mira, el cuarto de baño está aquí. Ahora te traigo unas toallas.

Se fue un momento y a los segundos volvió con un juego de toallas.

- Gracias.

- ¿Quieres que te traiga otra ropa?

- Sí... por favor.

Cuando me la trajo, se acercó Fátima a mi.

- ¿Cómo te encuentras cariño? - No quería contestar, me sentía derrotada, y parece que Fátima lo captó, ya que prosiguió diciendo. - No te preocupes cariño, ahora ya estás a salvo. Acabaremos averiguando todo lo que ha pasado. ¿Te ibas a la ducha?

- Sí. Me doy asco. – Volví a llorar. Solo quería quitarme esa sensación de guarra.

- Tss, tranquila. - Dijo Fátima mientras me abrazaba y acariciaba mi cabeza.

Una vez fuera, me fui a la habitación que me había indicado anteriormente Lucas y ahí estaba él.

- Te he preparado la cama, por si acaso. Aunque tus padres estarán al caer.

- Muchas gracias de todas formas. - Estaba siendo super bueno conmigo.

- ¿Te encuentras mejor después de la ducha? - Yo negué con la cabeza.

No creo que vaya a estar bien después de esto nunca.

- Y... ¿quieres que te de mi número de teléfono por si acaso?

- No sé dónde está mi móvil. - Creo que me lo deje en el apartamento antes de salir. Me puse a recordar.

- Ah bueno...

- Pero... puedes... puedes escribemelo en un papel. - Me hizo caso y me tendió el papel.

- Y este... es el mio. - Imité sus acciones y le escribe mi número en la libreta que había sacado. - Y gracias por todo...

- No nos tienes que agradecer nada, siempre ayudamos a todo el mundo que podamos. Y siempre esperamos lo mismo de la gente.

- Eso... es muy bonito por vuestra parte. - Me hizo sonreír. Lucas me estaba ayudando a no pensar, a pensar en otras cosas.

- Lara, tus padres han llegado. - Dijo Fátima entrando a la habitación. Cogí aire.

- Tranquila. - Me susurró Lucas.

Salí de la habitación y mis padres vinieron corriendo a abrazarme.

- Ay mi niña, que susto nos ha dado. ¿Cómo estás? ¿Dónde te duele? ¿Te han llevado al médico? - Me preguntó mi madre.

- Sí, las agentes de la policía la han acompañado y le han hecho un examen exhaustivo de todo. - Contestó Fátima por mi.

- Gracias por cuidar de mi hija estas horas. En serio, muchas gracias a los dos. - Les dijo mi padre.

- No nos deis las gracias, hemos intentado ayudar en todo lo que hemos podido.

- Os estaremos eternamente agradecidos. - Le dijo esta vez mi madre.

- Lara, enseguida nos vamos, vamos a hablar un momento con... - Dijo mi padre.

- Fátima.

- Con Fátima.

Me quedé en el salón con Lucas y mis padres se fueron a la cocina con Fátima a hablar. Pude oír como mi madre lloraba mientras Fátima le contaba lo ocurrido. Yo ya llevaba rato llorando y Lucas no había dejado ni un solo momento de abrazarme y acariciarme la espalda para intentar calmarme.

- Lara, por favor, mantenme al tanto de como estas. Necesito saber que vas a estar bien.

- Lo haré. Quizá algún dí... a puedas venir... a... visitarme. - Dije entrecortada por los solloces. Me absorbí la nariz.

- Me parece una idea genial. Ya me enviaras la ubicación y me acercaré con el coche. - Dijo sin soltarme ni un solo momento de abrazarme.

- Lara, venga, vamos a casa. - Dijo mi padre, que se acercó a mí y me cargó en brazos. - Muchas gracias otra vez.

- Nada, tranquilo. Y Lara, mejorate, piensa en ti, y cuidate por favor.

- Gracias... por todo... Fá... Fátima. - Lloré más.

- Tss... - Me dijo mi padre mientras me cogía la cabeza para que la recostara en su hombro.

Salimos de la casa y mi padre me dejó en la parte de detrás del coche tumbada. Nos volvimos a despedir de Fátima y de Lucas.

- Lara, tenemos que pasar primero por la comisaría, ya están los resultados de los exámenes de exploración que te han hecho.

Yo no contesté. Cuando llegamos allí, nos atendieron las mismas agentes, y nos metieron a un cuartito diferente al que me habían metido antes a mi.

- Bueno, los análisis confirman que Lara fue drogada por el tóxico coloquialmente llamado "Burundanga".

- ¿Y exactamente qué es esa droga? - Preguntó mi padre.

- La burundanga es un analgésico que provoca alteraciones en la consciencia, es como si se separara la mente del cuerpo y lo observaramos desde fuera. La víctima al ingerirla se queda inconsciente, ya que tarda unos 3 o 4 minutos en hacer efecto y perdura en el cuerpo entre 1 a 3 horas y la víctima se suele despertar en un lugar desconocido. Lo más jodido de esto, permítanme la palabra, es que no hay ni una sola señal de violencia, porque no ha sido forzada y lo que es aún más grave: no guarda recuerdos de lo sucedido en el subconsciente, alguno vago y suelto, pero vamos, nada. - Nos explicó la agente e inmediatamente siguió la otra.

- Lo más habitual que pasa con esta droga ante un tribunal es que se acaba archivando el caso por falta de pruebas. Se puede hacer una prueba de ADN para ver si los restos de semen coinciden con los del agresor, pero él en el juicio sostendrá que ha mantenido relaciones consentidas y será la palabra de ella contra la de él.

- Esto no puede estar pasando. - Dijo mi madre sentándose en una silla y poniendo su cabeza sujetada por sus manos, entre sus piernas. Yo como siempre desde hace tres horas, seguía llorando, y no creo que fuera a parar.

- Lo sentimos mucho, nosotras de todas formas vamos a hacer todo lo posible para que este caso no se archive y siga adelante.

- Nosotros vamos a conseguir a los mejores abogados en estos casos. Muchas gracias agentes. Venga Lara, volvamos a casa. - Mi padre me volvió a cargar en sus brazos y yo escondí mi cabeza en su cuello.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2023 ⏰

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