Me volví a ir la fiesta y le conté a Gala lo que acababa de pasar en el apartamento. Ella obviamente alucinó.
- La noche está siendo muy surrealista. - Dijo Gala.
- La verdad es que sí. Pero sobre todo muy rara. - Gala asintió. - Acompáñame a la barra a por otra copa. - Dije cambiando de tema. Hacía ya rato que no tomaba algo de alcohol y ya me había bajado todo.
Mientras me estaban poniendo la copa, me giré y pude ver como Julen entraba por la puerta del local.
Nuestras miradas se cruzaron, y pude sentir algo dentro de mi. Algo que me decía, ve e intentándolo, es una noche.
¿Sabéis lo que puede llegar a transmitir una sola mirada? ¿Sabéis todo lo que te puede remover por dentro? Una mirada puede hacer que cambies de idea, de parecer. Una mirada puede hacerte entender que te has equivocado y que debes rectificar. Una mirada es tan poderosa, que hará que nunca la olvides. La gente podría comunicarse con una simple mirada. Puede mover tu mundo o destruirlo, y eso, eso nadie lo puede manejar. Si una mirada te penetra y te llega hasta el alma, estas perdido.
- Aquí tiene su bebida. - Me gire bruscamente y rompí totalmente el contacto con él.
- Ah, gracias.
No me iba a fastidiar la noche por esto. Me aleje un poco del grupo y me fui a bailar sola por ahí. Necesitaba estar sola y pensar. Bueno, no, quería no pensar.
Ya eran las cuatro de la mañana, y no me encontraba para nada bien, quise salir a tomar aire.
3 horas más tarde...
¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? ¿Y mi vestido? La parte de debajo estaba totalmente rota y la parte del escote rasgada. Oh dios mio.
Me puse a llorar en seguida. No sabía que me habían hecho. Me siento muy cansada y solo recuerdo que luché mucho, pero no me acuerdo ante que luchaba, después ya es todo negro, perdí la consciencia.
Comencé a darme cuenta de lo que había pasado. No me acuerdo de nada. Estoy en un ¿coche? ¿furgoneta? ¿estoy sola?
Cuando comprobé que sí, me arrastré como pude y abrí la puerta lateral de la furgoneta, me asomé y no vi a nadie, así que salí, pero me caí, no me podía mantener en pie, me dolía mucho.
Tenía mucho miedo, no sabía si las personas que me habían hecho esto seguían por ahí fuera. Así que me arrastre por el suelo escondiéndome detrás de las plantas. En el camino me encontré a una mujer con su perro, me empezó a hablar demasiado fuerte y le hice un gesto para que se callara, porque no sabía si alguien de ellos nos podía oír. Ella al verme en el estado en el que estaba lo entendió todo al momento y me ofreció su mano.
-Cielo, como estoy gorda, ponte delante de mía y si hay alguien por ahí no te verán. Vivo por aquí cerca. Por cierto, me llamo Fátima. – Dijo ofreciéndome su mano para que me levantara del suelo. - ¿Qué te ha pasado?
- No... no lo sé. Cre... creo que me han... que me han... - No podía decirlo.
- ¿Qué te han que? - Dijo aún confusa.
- Vio...vio...
- Oh dios mío, no hace falta que lo digas, ven aquí. – La mujer me abrazó fuerte. - ¿Puedes andar?
- La verdad es que... me cuesta... un poco. Me duele mucho.
- ¿Qué te duele? -Mire mis piernas, y pude ver un rastro de sangre seca y después la mire a ella esperando que lo entendiera y no me dejara decirlo. - Ah oh um, bueno, cógete a mi cariño, yo te sostengo. - Le hice caso. - ¿Y cómo te llamas?
- Lara. - Me costó decirlo, yo estaba ausente, mi mente ya no le pertenecía a mi cuerpo, ya no sentía nada.
Cuando estábamos saliendo casi del descampado, apareció un chico de mi edad diría yo.
-Mamá, ¿qué pasa? ¿quién es? - Inmediatamente me asusté, y me escondí detrás de Fátima.
- Lucas, hay que ayudar a esta chica. ¿La puedes acompañar a casa para que se relaje y se siente un poco? Ten cuidado, le cuesta andar, tienes que sostenerla. Yo en 10 minutos voy y la llevaremos a comisaría.
- Eeh claro, ven preciosa. – Me costaba mucho fiarme de él. De cualquier hombre que se me acercara. Me tendió su mano. Miré a la mujer otra vez y su mirada me dio confianza, pero no sé si la suficiente como para fiarme de cualquier hombre en la faz de la tierra.
- Lara, es mi hijo, no te hará nada, enseguida estoy contigo ¿vale?
Confié en ella y le cogí la mano que me tendía su hijo, temblando, pero lo hice. Él inmediatamente me cogió, pasó su brazo por debajo de los míos y me sostuvo fuerte. - ¿Cómo te llamas? - Pero no contesté, seguí mirando el rastro de sangre entre mis piernas.
- Se llama Lara. - Contestó Fátima por mi.
- Hola Lara, yo soy Lucas, encantado. - Yo no le contesté. ¿Por qué no puedo recordar que me ha pasado? Esto es horrible en serio. Comencé otra vez a llorar.
Las piernas me fallaron, pero Lucas impidió que me cayera.
- ¿Quieres... quieres que te coja en brazos? Quizá te resulta más fácil. - Yo negué con mi cabeza.
- Vale, pues cógete fuerte a mi.
Seguimos andando. Espero que su casa no esté muy lejos porque no creo que pueda sostenerme por más tiempo.
- Aquí es. Te voy a soltar para abrir la puerta ¿vale? cógete de la reja. - Como dijo, me soltó y yo me cogí de la reja. - Ya está, ven aquí. -
Volvió a cogerme como me tenia antes y me ayudó a sentarme en el sofá de la casa.
- Y... ¿puedo preguntarte qué te ha pasado? – Dijo mirándome de arriba abajo. Se dio cuenta de que mi ropa estaba rota por todas partes, y se paró en las piernas.
- No... no...pue..
- Vale, vale, tranquila, no hace falta que hables de ello ahora. Túmbate un poco si quieres.
- ¿Qué hora es? - Logré preguntar.
- Las siete y media de la mañana.
- ¿Ya? – Dije incrédula y tartamudeando. Solo recuerdo lo que pasó hasta antes de las 4 de la mañana. ¿Qué ha pasado las horas restantes? - No recuerdo nada. - Me puse a llorar e inmediatamente a temblar.
- Eh eh tranquila. Lo averiguaremos. Haya pasado lo que haya pasado, lo averiguaremos, créeme. –
Yo aún seguía temblando. Él se me acercó y con su mirada me pidió permiso para abrazarme, yo lentamente asentí, y lo hizo, me abrazó fuerte.
- Esta es la casa de mis padres. Mi casa es la de al lado. Pero me quedaré aquí contigo si quieres. – Dijo cortando el abrazo y cambiando de tema. Que lo agradecía. Aunque fuera un hombre, y no una mujer, tampoco quería estar sola. Yo simplemente asentí. – Supongo que estarás cansada. – Volví a asentir.
- Te dejo un poco ahí tranquila. Estaré en la cocina por si necesitas algo.
Me quedé ahí y a los 10 minutos oí que la puerta de la casa se abría y como dos voces hablaban. Obviamente sé de quienes se trataban.
- Lara, vamos a ir ya a la comisaría. – Dijo Fátima entrando al comedor.

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Look After You
Fiksi Remaja"El miedo me come por dentro y no entiendo cómo. Razones no faltan para irme, pero si me voy, quizá falte todo."