Quinto deseo no cumplido

2.4K 301 245
                                    

5. La cita perfecta de graduación.

a.

La cafetería de su escuela tenía un cocinero nuevo, y era ciertamente un desastre. Diego recogió su comida y la inspeccionó por un momento antes de dejarla caer sobre su plato con un suspiro. Miró a Aristóteles sentado frente a él en la mesa, quien levantó su sándwich y lo olió, y encogiéndose de hombros, dió un mordisco. Casi al momento, el rizado le respondió la mirada. Diego alzó una de sus cejas y sonrió con burla, cosa que hizo que Ari rodara los ojos hasta ponerlos en blanco. Él ya no besaba el suelo que Temo pisaba, pero aún no podía soportarlo.

Desde el otro lado, Temo llamó su atención cuando entró por la puerta y comenzó a dirigirse hacia su mesa habitual, donde Diego y Ari estaban sentandos en ese momento. Cuando se acercó a la mesa, saludó a los dos niños y se sentó junto a al rizado.

Antes de que cualquiera de los chicos pudiera decir algo, Yolo irrumpió en la cafetería, arrastrando a sus hermanos detrás de ella. Los tres corriendo hacia su mesa, con la chica que sostenía una especie de papel enrollado en su mano izquierda. Cuando se sentó, prácticamente estaba vibrando de emoción.

Diego rió un poco, pero aún así fue el primero en hablar. 

—¿Qué te pasa?

—¡Los boletos para el baile de este fin de semana se pusieron a la venta hoy!—espetó, sacando el cartel que había enrollado en su mano y extendiéndolo sobre la mesa. El gráfico tenía muchos pétalos de rosa, una letra cursiva y una pareja abrazada en el frente—. El tema es 'Una noche de romance'. ¿No es eso tan ... mágico? 

Ella suspiró con nostalgia, sosteniendo sus manos sobre su corazón.

Ambos gemelos imitaron vomitar detrás de la espalda de Yolotl, pero los demás estaban en silencio.

—Ese es un gran tema. ¡No puedo esperar! —dijo Temo, y Diego rió brevemente ante la reacción de su mejor amigo siendo siempre romántico. Y Aris se removió en su sitio, tal vez eso era el impulso que necesitaba para salir de la zona de amigos.

Habían estado titubeando al respecto desde que Temo llegó a Oaxaca. A medida que se acercaba rápidamente el final del año, Temo quería hacer un movimiento ahora más que nunca. Estaba demasiado nervioso y demasiado asustado por el rechazo. No quería arruinar su amistad con sus estúpidos sentimientos. Aún así, había estado cerca de confesársele a Aris antes. Pero cada vez que comenzaba a declararse con el otro chico, terminaba cambiando el tema o tropezando con sus palabras acerca de algo sin importancia.

Temo fue sacado de sus pensamientos por la voz de Diego. 

—¿Con quién vas a ir tú, Yolo?

—En realidad, no lo sé—dijo después de un momento de contemplación.

—¿De verdad?—el moreno preguntó, con las cejas en lo alto.

—Sí, bueno... no podría invitar a quien quiero porque es no asiste a nuestra escuela.—dijo él en respuesta—. Es un asco, ¿no?

—Ya sé. Al menos es de tu edad—bufó Diego, recibiendo varios pares de ojos demasiado sorprendido—, ¿qué? Es guapo.

—Sí, y un psicópata—se rió la única chica—. Intentó convencerme de huir con él, por Dios.

Temo de pronto parecía muy preocupado y Diego, muy molesto. Lo notó cuando tomó una de sus manos para llamar su atención y todo lo que consiguió de él fue una mirada recelosa que lo quitaba de encima.

—Diego, Guido no parece ser una buena opción. Tú sabes..., está siendo investigado por todas esas muertes—susurró Temo a grandes ojos abiertos.

La lista de deseos de Aristóteles Córcega; aristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora