Vigésimo octavo capítulo: El mejor recuerdo

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cuauhtémoc quería que aristóteles recordara los preciosos momentos durante su estadía en oaxaca y quería regalarle algo, ¿pero qué podría ser?

no quería que se fuera con las manos vacías.

pensó y pensó durante mucho tiempo, ¿cuál podría ser el regalo perfecto?

sabía que si le regalaba algo muy grande, aris no lo aceptaría, lo conocía lo suficiente.

agarró su computadora y tecleeó "¿cuál es el regalo perfecto para mi pareja?" google siempre lo salvaba de muchas situaciones, ¿por qué hoy tendría que ser la excepción?

navego un rato y buscó en todas las páginas pero ninguna de las ideas le parecían.

dios, ¿qué puede hacer ahora?

pensó durante mucho tiempo hasta que, al parecer por obra y gracia de todos los santos, una idea asaltó su cabeza.

probablemente, era una idea un poco descabellada pero estaba convencido que era el regalo perfecto.

lo que sea por provocar una sonrisa hermosa por parte del rizado.

[...]

era sábado, el último día en el que aristemo estaría junto, lamentablemente.

al despertar, aristóteles sintió que el otro lado de la cama estaba vacío.

iba a levantarse cuando el chico que debía estar a su lado apareció por la puerta.

"buenos días tahi."

"buenos días." contestó el rizado.

"¿cómo amaneciste?" dijo mientras se sentaba en la cama, acto seguido, arregló el cabello de aris con ternura.

"pues triste porque no estabas conmigo." respondió aristóteles, seguido de un puchero que lo hacía ver aún más tierno.

"te pareces a un bebé cuando haces eso." cuahtémoc dijo con tono dulce. "y lo lamento, enserio, pero quería prepararte una sorpresa, así que... levanta tu inexistente culo y sígueme." dijo mientras se levantaba de la cama.

"oye, pero sí tengo culo."

"claro, como tú digas." dijo, luego le dió un beso en la frente a el rizado y comenzó a caminar. "¡vamos! ¿qué estás esperando?"

"¡ya voy, ya voy!"

aris se colocó sus pantuflas y se levantó, se estiró y comenzó a seguir a su novio, llegó a la cocina donde se encontró con el desayuno en la mesa, listo para ser ingerido.

"wow" fue lo único que pudo articular.

"¿te gusta?"

"me encanta..."

"bueno pues... ¡a comer!"

ambos de acercaron a la mesa para comenzar a desayunar.

"espero que sea de tu agrado."

"sabes que cualquier cosa que hagas me va a gustar."

durante todo el desayuno se la pasaron hablando y bromeando, compartiendo experiencias o simplemente admirándose. era el desayuno perfecto.

luego de terminar de comer, cuahtémoc le pidió a aristóteles que se vendara los ojos con un pañuelo que el mismo le estaba ofreciendo.

"te prometo que cuando te la quites vas a amar lo que veas delante de ti." dijo cuahtémoc con una sonrisa en el rostro.

"bien, pero conste que lo hago por ti." contestó de mala gana.

aristóteles hizo caso a su novio y colocó el pañuelo sobre sus ojos y amarró, intentó dejar un espacio para poder observar pero cuahtémoc fue más rápido y lo notó.

"ni se te ocurra ver porque no te voy a dar nada."

"bien, bien pero no te enojes." aris colocó mejor la pañoleta, ahora si no veía nada. "¿mejor?" sonrió de manera fingida.

"mejor." dijo cuahtémoc, luego besó su mejilla y buscó la sorpresa.

luego de un rato, cuahtémoc bajó con la sorpresa. quería saber cuál sería la reacción de aristóteles.

colocó la caja frente a aristóteles y se dispuso a grabar.

"cuando nos comenzamos a conocer, me di cuenta que teníamos muchas cosas en común."

"mmm... sí, ¿qué ocurre?"

"bueno, quería que recordaras tu estadía aquí y quería que te llevaras algo, no sabía que darte pero recordé algo que sé que te hará muy feliz." dijo cuahtémoc con entusiasmo. "así que... ya puedes quitarte la venda de los ojos y ver tu regalo." de cierta manera, se sentía nervioso, esperaba que le gustara.

aristóteles quitó la venda de sus ojos y vió delante de él una caja. ¿qué podría ser?

abrió con cuidado la caja y lo único que pudo hacer fue gritar.

"¡es un erizo!¡por dios, te amo tanto, enserio!" se levantó de un salto para abrazar a cuahtémoc.

ambos se separaron y se dirigieron hacia la caja.

"sé que es una gran responsabilidad pero estoy seguro que tú lo cuidarás muy bien, además, recordé que te gustan." concluyó temo con una sonrisa plasmada en su rostro.

"pero... ¿en dónde lo conseguiste? ¡ay, mamá se va a morir cuando lo vea pero sé que le va a gustar al igual que a arqui! ¡eres el mejor novio del mundo! no tengo palabras para agradecerte todo." aristóteles estaba que explotaba de alegría, estaba tan agradecido con dios o la persona responsable de haber puesto a temo en su camino.

"me alegro que te haya gustado."

"¡ay tahi! ¡te amo tanto, te lo repito!" casi gritó aristóteles, acto seguido lo besó con tanta dulzura y amor.

no podía tener mejor novio.









Espero que les haya gustado el capítulo 💗.

Adriana.

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