Capítulo 1: Amor oculto

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Narradora:

Pasaba otro día más en aquel Instituto. Las clases pasaban monótonas y aburridas, y un oji-jade esperaba ansioso a que estas finalizaran. La razón era porque moría de ganas de ver a su amado y rubio novio...
Aunque a decir verdad, a veces no sabía si alegrarse o entristecerse... ¡Eran pocos los minutos en los que podía estar a su lado!.

Los padres de su novio eran completamente cerrados de mente en diversos temas; sobre todo, en el tema de la homosexualidad. Para colmo, la madre de éste colaboraba en diversos asuntos del Instituto; por lo que la mayoría de las veces, podía vérsele caminando por los pasillos, y entrando a las diferentes áreas de oficina. Su padre trabajaba por aparte, en una Empresa Familiar. Sin embargo, a pesar de eso, los dos se mantenían muy al pendientes de su hijo. Ninguno sabía que su hijo era gay, ni mucho menos que tuviera una relación con otro chico... ¡En este caso, él!.

Lo que más le molestaba era lo estrictos, restrictivos y controladores que esos señores podían llegar a ser, en relación a la vida de su hijo. Prácticamente, no lo dejaban ni respirar... ¡Lo cuál era un problema para ellos, debido a que si de por sí su tiempo juntos ya era reducido, con sus progenitores encima era casi nulo!.
No obstante, su novio tampoco hacía mucho para al menos intentar cambiar un poco las cosas...

Él le temía a sus padres, motivo por el cual dejaba que éstos le manipularan a su antojo. Nunca les llevaba la contraria en nada; y si lo hacía, se ganaba en el menor de los casos, un duro castigo, o en el peor de todos, una tremenda paliza. Y a pesar de que el castaño le instaba a que dejara de seguir órdenes absurdas, y se impusiera ante sus padres; éste siempre se negaba, alegando y defendiéndolos al decir que lo hacían pensando en su bienestar... ¡Pero no en su felicidad!.

Esa era una de las principales razones por las que solían discutir. Sin embargo, el tiempo que pasaban juntos era tan poco, que decidían dejar esas diferencias de lado, y limitarse a disfrutar de su compañía y amor mutuo.

Pero Eren ya estaba comenzando a cansarse de esa situación...

Él amaba mucho a su novio, y por eso le molestaba no poder estar con él tanto como quisiera. Debía limitarse a darle miradas fugaces, pequeños besos, abrazos cortos, unas cuantas palabras, caricias efímeras, tomarse de las manos... ¡Y todo eso, en lugares y momentos específicos!. Al día, su tiempo juntos lo máximo que podía extenderse era media hora, y si algo surgía, lo más quince minutos, y a veces hasta menos.

¡Sí, podía sonar exagerado... Pero era la realidad!... ¡De hecho, podría jurar que habían pasado más tiempo juntos como amigos, que siendo novios!...

Eren deseaba algo más: Él quería tener una verdadera vida de pareja... ¡Pero aún así, y a pesar de eso, lo amaba tanto que no le importaba!...

¡Incluso si sólo podía estar un segundo con él, ya era más que feliz!...

Por fin las clases terminaron, y la campana sonó anunciando el recreo. El oji-jade guardó rápidamente sus cosas, y se disponía a salir de allí; cuando alguien tocó su hombro obligándolo a voltearse...

-¿Mikasa?, ¿Qué pasa?...- Preguntó, observando a su mejor amiga.

-Eren, lamento interrumpir tus ''ocupaciones'', pero no te olvides de que hoy quedamos en hacer ese proyecto. Así que acompáñame a la Biblioteca, porque esta información no pienso sacarla sola...- Le avisó, con su típico gesto serio y frío de siempre.

El moreno se llevó una mano a su frente... ¡Rayos, lo había olvidado!...

-¿Mikasa, no podría ser en...?...- La miró, con ojos suplicantes.

-¡No, tiene que ser ahora!- Le espetó, interrumpiéndolo antes de que terminara de hablar.

Eren suspiró, maldiciendo por lo bajo...

¡A veces, el amor no es suficiente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora