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— Pero Adrien, Ladybug es una heroína, tu amor hacia ella puede ser simple admiración, al igual que yo siento por Chat Noir - dijo una chica de cabellos negros como la noche y ojos azules como el cielo.
El rubio miró al techo de su habitación, tumbado en la cama junto a su mejor amiga, intentando ocultar el sonrojo que se le había formado en sus mejillas a causa del comentario sobre su alter-ego.
— No lo se, (Nombre), puede que que tengas razón o puede que no...
La chica lo miró con una mirada triste, pues tenía celos de Ladybug. ¿Por qué? La respuesta era simple. Ella estaba enamorada de aquel rubio que le parecía muy guapo y sexy, pero aquella chica disfrazada de mariquita se lo puso más difícil. Si antes de que esa heroína apareciera él no se fijaba en ella, ahora se iba a fijar menos.
Tragó duro, aguantando el nudo que se le formaba en la garganta y se mordió el labio por dentro.
— No sé qué le veis todos los chicos a ella — se quejó mirando a un punto fijo del techo. — ¿Será por su estrecho traje que parece que se vaya a quedar sin respiración?
Adrien río y negó con la cabeza.
— Es porque es hermosa y una grandísima persona.
— Primero. Tiene antifaz, no puedes saber si es hermosa si no conoces del todo su rostro. Segundo. Es una heroína, ya tenía que ser buena, sino París estaría perdido.
— ¿Por qué siempre hablas así de ella? ¿Es que te cae mal? — preguntó Adrien confundido, desviando sus ojos verdes a los de ella.
— No es eso... — susurró cerrando los ojos y mordiendo más fuerte su labio para aguantar las lágrimas. — Es solo que todo el mundo está pesado con "Ladybug esto", "Ladybug lo otro", "Oh, Ladybug". Por dios, como si fuera el único héroe de la ciudad. También está Chat Noir pero nadie se da cuenta de sus hazañas, solo hablan de esa chica por qué es la única que puede purificar a los akumas, ¿y qué? Sin Chat Noir ella no habría podido acabar con la mayoría. Estoy cansada de escuchar lo fantástica que es — esto último lo dijo con segundas intenciones, por lo que miró a su amigo, quién la estaba observando con sorpresa.
— No sabía que sintieras todo eso... Si me lo hubieras dicho antes no te había hablado de ella.
(Nombre) soltó una risa seca. Si él supiera la razón de por qué pensaba así de ella.
— Me voy a casa — soltó levantándose de la cama y cogiendo su mochila.
— Espera — Adrien se levantó y la cogió del brazo. — ¿Por qué te vas? ¿Estás enfadada conmigo? — le preguntó asustado de que así fuera.
— No, estoy enfadada conmigo misma — dijo intentando soltarse, pero su amigo no le dejó.
— Por favor, no te vayas — le suplicó atrayendo su cuerpo hacia el de él para segundos después abrazarle. — Por favor.
La pelinegra lo abrazó ocultando su rostro en su cuello, soltando las lágrimas que llevaba tiempo reteniéndolas y las cuales no podía seguir haciéndolo. El rubio sintió como su cuello comenzaba a humedecerse, por lo que la separó un poco y la observó asustado al ver como varias lágrimas salían del rostro de su amiga.
— (Nombre), no llores por favor, perdóname si es por mi culpa. Por favor, no me gusta verte así — le suplicó limpiándole las lágrimas de sus mejillas.
La chica lo miró a los ojos entre sollozos y apretó los puños.
— Adrien, no estoy así por tu culpa... — desvió la mirada hacia un lado. — Es por mi culpa, por estar tan enamorada de ti que no logro sacarte de mi corazón — soltó quedándose muy a gusto, pues sentía que se había quitado un peso enorme de encima. — Ahora me iré a casa, sé que no sientes lo mismo y no quiero hablar contigo en este momento — intentó soltarse, pero su amigo la volvió a abrazar fuerte, sorprendiendo a la chica.
— ¿Lo dices en serio? — susurró en su oreja estremeciéndola.
- S-sí.
Adrien agachó su cabeza ocultándola en su cuello, por lo que la chica se sonrojó.
— No sé por qué me ha puesto muy feliz saber eso — (Nombre) se sorprendió.
— ¿Feliz?
— Si — se separó un poco de ella y la miró a los ojos con un leve sonrojo. — Puede que tuvieras razón y no sintiera amor por Ladybug, sino simple admiración, pero... — se acercó a sus labios, sintiendo la respiración de ella contra el suyo. La de ojos azules estaba más roja que un tomate. — No sabía que lo que sentía hacia ti cuando estaba a tu lado era amor de verdad — sentenció su declaración para luego acortar la distancia que había entre sus labios y unirlos en un tierno y suave beso.
(Nombre) estaba perpleja, confundida, pensaba que estaba soñando y que se despertaría en algún momento, pero aun así no desaprovechó la oportunidad y le besó dulcemente, sintiendo la calidez de sus labios y los movimientos sincronizados de ambos.
Al cabo de unos segundos, se separaron y se miraron a los ojos. La pelinegra le acarició la mejilla.
— Dime que esto no es un sueño o una broma — dijo todavía con miedo de que no fuera real.
Adrien, como respuesta, le besó la mano dulcemente y la acarició con la suya.
— Es la pura realidad — sonrió abrazando su cintura y juntando su frente con la de ella.
La chica sentía que se iba a desmayar, jamás pensó que eso iba a ocurrir, pues él siempre hablaba de Ladybug, aunque ahora entendía por qué intentaba "protegerla" de los chicos que se le acercaban. Eran solo celos que el rubio sentía, pero ni él mismo sabía la razón de por qué era así, pues no conocía bien el sentimiento cuando uno se enamora, y su mejor amiga le había ayudado a conocer mejor su corazón. Ahora lo tenía claro, iba a hacer feliz a esa chica y no le haría llorar de nuevo, pues planeaba estar con ella durante mucho tiempo.
