¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
•───────•✡•☪•✡•───────•
— ¿Hoy comerás en casa? — preguntó (Nombre).
— No, voy a salir tarde de trabajar, pero a la noche compensaré a mí dulce prometida — contestó Luka, depositando un suave beso sobre su frente, logrando robarle una sonrisa a la chica.
— ¿Lo prometes? Últimamente te has quedado dormido siempre que íbamos a hacerlo y ya extraño tus caricias... — susurró haciendo un puchero.
El de cabellos negros soltó una leve risa y acunó el rostro de su prometida con sus manos.
— Te lo prometo — besó dulcemente sus labios, sin separarse de ellos durante unos minutos —. Hasta luego, cariño.
— Hasta luego — se sonrieron y se despidieron con un corto beso.
El chico salió de la casa, dejando a la chica sola en la entrada. Esta terminó de arreglarse para salir e ir al trabajo.
Sabía que habían quedado en que se verían a la noche, pero ella quería pasar más tiempo con su prometido, es por eso por lo que decidió salir un poco más pronto del trabajo e ir a la oficina de Luka para darle una sorpresa, sin saber que sería ella la sorprendida...
Entró al edificio y la secretaria le sonrió como saludo. Todos conocían a la prometida del dueño de la empresa, por eso mismo no necesitaba concertar cita previa o preguntar en secretaría.
Subió el ascensor hasta llegar a la planta donde se encontraba su oficina. Sin embargo, justo antes de tocar a la puerta, escuchó sonidos raros que le helaron la sangre.
— Si~ Señor Couffaine Ah~ Justo ahí~ — esa fue la voz de una mujer.
— Me encanta que me llames así — y esa la tan escuchada voz de su prometido.
Sintió su alrededor dar vueltas, pero no sé acobardó ni huyó. Con toda la fuerza de voluntad, y respirando todo lo hondo que podía, abrió la puerta y observó con dolor la escena frente a sus ojos.
Luka tenía a su nueva asistente personal tumbada boca abajo sobre la mesa, con su pene dentro de ella.
Cuando este se dio la vuelta, recordando que se le había olvidado cerrar con llave, y se encontró con su prometida, sintió como su corazón dejaba de latir por un segundo.
Se separó rápidamente de la chica y se levantó los pantalones, olvidando que aún llevaba el condón puesto.
— T-te lo puedo explicar, mi vida — hizo ademán de acercarse a la chica, pero esta retrocedió al instante.
