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Era un día como cualquier otro, la noche caía y como era costumbre salir a cenar en el evento más feliz para algunos y tristes para otros, claramente estamos hablando de la fecha de San Valentín y como este día podría ser el ultimo que marcará mi historia.

Los adultos salían a cenar con su pareja y los niños a la cama antes de media noche; aun así me encantaba esa fecha esperaba que mi amor platónico de la secundaria Marco se fijara en mi y que me entregara una carta declarando su amor por mi, aun así s9lo era un sueño. Como todo suceso perturbador se siente antes, a eso que le llamamos espinilla y claramente lo estaba sintiendo, será que Marcos tenga algo que decirme mañana o tal vez... no eso jamás.
Pasaban las horas y esa maldita espinilla estaba matándome, mamá me calmo tal vez eran las mariposas que esperaban ver a Marcos pero no me sacaba de la mente que si ese mismo día que salieran a cenar mis padres tuvieran algún accidente.

-Mamá no vayas mejor quédense a comer tu riquísima lasaña

-Ya te dijimos que sólo vamos a cenar y regresamos ya no eres una bebé Ana, ándale ve a la cama que mañana tienes escuela y tal vez esa espinilla que tanto dices es por aquel Marcos, ¡te amamos hija!

Pero creo que fue uno de los errores mas grandes de haberlos dejado ir, se hubieran quedado en casa cenando una de las típicas comidas de mamá, los hubiera detenido y nada de esto hubiera pasado.

Era la media noche cuando de pronto me llamaron, tan solo tenía quince años y pasar por todo ese dolor, ahora entiendo a las personas que tenían una pérdida cercana y solo me ocultaba por qué no sabía empatizar con ellos.

-Hola buenas noches, ¿Ana Rodríguez?

-Si, soy... yo que... pasa- mi voz se fue cortando como si esta escena ya se hubiera repetido-

-Bueno hablo del hospital sus padres están seriamente lastimados ya que tuvieron un accidente automovilístico, se necesita que un familiar venga a verlos y era el único contacto más cercano que tenían.

En ese momento me quede paralizada, paso un momento en el cual me quede en shock, las imágenes de mis padres pasaron una tras una como si volviera a vivir, lagrimas cobijaron mis mejillas, pero de pronto desperté y fui corriendo; estaba en el pasillo del hospital una enfermera me auxilio y le pregunté si habían ingresado dos personas que sufrieron un accidente automovilístico. Lo cual me respondió con un silencio en los ojos, ella me contestó que habían muerto hace 15 min, sentí como mil navajas atravesaban mi cuerpo y las lágrimas se desplomaron sin cesar, este dolor no se lo deseo a nadie, pero... si tal vez...claro las cosas malas siempre me pasan

Después de ese momento no fui la misma, como si algo de mí ya estuviera muerto y se ha ido con mis padres, esa pequeña Ana linda, dulce, amable desapareció y no puedo volver a rencontrarme. Las malas personas, pronto fueron como mi segunda familia vendía lo que fuera, droga, alcohol lo cual no me importaba  ya que no habría nadie quien se preocupara por mi, tal vez a Jessi mi guardián por así llamarlo pero solo ve por las ganancias de las drogas, en si estoy sola ni quien le importara, ya que mi única y verdadera familia eran mis padres, era hija única así que más da, sé que esto no era lo que mis padres querrían que fuera, pero... no sé cómo mantenerme al borde, cada rato me da melancolía y ya no puedo, ¡NO PUEDO!

En el Silencio de Ana (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora