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Tenia la mirada baja, estaba triste y enojada, por que rayos hable, por que no pude cerrar la maldita boca en un lugar así donde todo es noticia y esto puede afectar su carrera de Mercuri por solo una desconocida

Llegamos a la mesa; aunque estaba enojado Mercuri, me sorprendió que fuera tan educado, me ofreció la silla y me trato como reina.

Paso un tiempo en donde todo era silencio, pero nuevamente llegaron las voces; esas malditas voces.

-Estas triste?, están enojados?

-¡Cállate!

-¿Yo?, ¿por qué? acaso yo te dije que hablaras

-Lalalala

-Ahora ignórame, ¿no? pero bueno, me presento me llamo Frederick, y me parece que están muy enojados, sabes creo que deberás romper el hielo tu primero.

-Y tu ¿Qué sabes?, o bueno mejor como puedo decir que eres Frederick?

-Bueno, por que te lo estoy diciendo, acaso los demás no se han presentado?

-Pues no.

-Que mal educados, pero anda rompe el hielo.

Cuando el me dijo que le hablara. Mercuri también intentaba hablarme, los dos nos quedamos callados para escuchar al otro, nos mirábamos y nos empezamos a reír.

El se disculpo por haberme hablado de esa manera, sentí ese cosquilleo en mi estomago, como mariposas aleteando dentro de mi; y yo pues me disculpe por hacerle pasar ese momento tan incomodo; los dos nos reímos como locos, hasta que se apagaron las luces 

Este señor se apareció sobre el escenario, un hombre robusto, guapo, de cabello castaño; se me hacía familiar, pero no recuerdo de donde.

-Bienvenidos a los Grammys de comida; como es de esperarse están con nosotros los mejores chef's de toda la ciudad, y por supuesto al famoso Mercuri; un gran aplauso señores, uno de los más jóvenes y que abierto cientos de restaurantes de 5 estrellas.

Vi frente de mi a Mercuri ponerse de pie y saludando a todos y dando las gracias. Era el mejor hombre que había conocido, me vio este sujeto; y me vio con una mirada de ira, pensé que estaba viendo mal por los refractores que me pegaban en la cara por estar enfocando a Mercuri, el subió lo más feliz posible, lo vi seguro y muy maduro, sin sentirse tan egocéntrico. 

Paso todo este evento y con una sonrisa en la cara viendo a Mercuri al recibir el primer premio, subí al escenario pero sentí una mano que cubría mi brazo, me jalo bruscamente y me tapo la boca con un pañuelo, olía a algo diferente, no parecía a lo que me drogaba, intentaba luchar, intentaba que alguien por lo menos alguien se diera cuenta, pero poco a poco sentí como mi cuerpo se sentía cansado, mi cabeza me estaba dando vueltas y mis parpados se cerraban, la única imagen que pude observar en ese momento fue la imagen de Mercuri borrosa, hablando al micrófono.


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En el Silencio de Ana (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora