Planes

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Narrador Omnisciente.

Chris siempre se consideró a sí mismo una persona muy comprometida y responsable con cada aspecto de su vida, sobre todo con su trabajo. Más ahora que de alguna manera su crecimiento y reconocimiento comenzaban a abrirle puertas a otros proyectos en los que jamás esperó tener una oportunidad siquiera de formar parte. 

Eso sin duda significaba más trabajo y obligaciones, que ya empezaban a verse reflejadas en su agenda. Tenía mil compromisos y cosas por hacer, eso era lo más desconcertarte de todo. Él debería estar en Los Ángeles, cuadrando y organizando su tiempo y energía con su asistente, no obstante, en lugar de preocuparse por eso estaba en Milán. Tomándose unos días con sus amigos, como si mañana se fuera a acabar el mundo. 

Honestamente, aún no entendía por qué. ¿Qué había cambiado en él que ahora estaba tan relajado y dispuesto a pasárselo en grande, sabiendo el centenar de cosas que tenía pendientes? Podría ser que realmente no recordaba la última vez que se permitió bajar la velocidad. Constantemente estaba viajando de ciudad en ciudad, de continente en continente incluso pero apenas se daba el tiempo de dormir lo suficiente antes de tener que volver a coger un avión. 

Ahora que lo pensaba era ridículo su ritmo de vida, a pesar de estar acostumbrado a ello. 

Tal vez por eso se sentía como un adolescente nuevamente, viviendo la vida loca, viajando, divirtiéndose, conociendo y explorando Italia. 

Disfrutando el momento. 

Por muy sorprendente que pudiese sonar, esa era una de las lecciones que Victoria se estaba encargando de enseñarle sin darse cuenta. Ella también era una adicta al trabajo, peor que él incluso. Pero, de alguna extraña manera, había hecho el compromiso consigo misma de vivirse tanto como fuese posible, así como al resto de personas que le rodeaban. En pocas palabras y resumidas cuentas, inconscientemente le enseñaba a ir despacio y eso le agradaba. 

—Hola — saludó extrañado, apenas ingresó a la habitación contigua a la suya. A la de Robert y Susan, donde se encontraba la mitad de su grupo de amigos. Arrugó la frente cuando el ambiente depresivo e incluso un poco aburrido le golpeó en la cara — ¿Qué sucedió? Creí que nos veríamos en el living hace 15 minutos ¿Dónde están las chicas? 

—Papá dice que saldremos sin ellas — respondió Exton en nombre de su padre, ganándose una mirada aún más confusa por parte del rubio. 

—¿Qué? 

Desde el sofá que se encontraba en la terraza, Jeremy apenas consiguió levantar la cabeza para mirar al ojiazul. 

—Están hundidas en la depresión. 

—Nuevamente ¿Qué? 

—Dijeron que tendrían un día de chicas especial o algo así — explicó Sebastian, quien tumbado en el suelo alfombrado parecía más entretenido que el resto, mientras observaba la pantalla de su celular — y que si las molestábamos golpearían nuestros horribles traseros. 

Chris sacudió la cabeza, las palabras y oraciones sin coherencia que soltaban sus colegas le estaban saturando el cerebro. 

—No entiendo nada. 

—Ya, pues únete al club — le dijo Anthony con dificultad, ya que tenía la boca llena de frituras. La bolsa que tenía en las manos era la tercera que robaba del minibar de aquella habitación.

Chris, aún perdido entre tanta información, buscó la mirada de Robert. El castaño estaba terminando de guardar algunas cosas en una pequeña mochila (que a juzgar por los dibujos animados que la decoraban, pertenecía a Exton) y solo cuando terminó, le prestó atención no sin antes sentarse en la orilla de la cama. 

ALL OF ME  [Chris Evans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora