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JESSICA

Después de su encuentro con el chico de los pañales, no se había permitido pensar en él, había pasado 7 largas semanas intentando no pensar en aquel atractivo chico, por dos cosas importantes:
1. Quizá era casado.
2. No tenía tiempo para tener alguna relación.

Oh Jess, Jess, Jess.

Tan humana, tan sonriente, tan fuerte.
Tanto había sufrido pero no podía caer.
Desde que sus madre corrió a su hermano Alex por ser un rebelde ella se vió obligada (se auto-obligó) a acompañarle.
Alexander Fairchild sufría de una extraña enfermedad (lamentablemente sin cura encontrada).
Desde que Jess se enteró por lo que pasaba su hermano, se propuso la tarea de estudiar enfermería y así lo estaba haciendo, pero no como ella soñaba, lo hacía por línea , pero algo es algo ¿no? y para cubrir gastos trabajaba por las madrugadas de cuidadora en un asilo, en aquel lugar no solo cuidaba a los ancianos, también los auxiliaba como enfermera. Y cómo otra forma de subsidio obtenían una mensualidad que su padre mandaba puntualmente, esta la daba en forma de disculpa por lo que su madre le había hecho pero nunca como disculpa por estar ausente.

Jessica, tan madura pero sumamente inexperta en el amor, creyendo que aquel atractivo joven era casado, se aferró a la idea de que era así y después de 7 pesadas semanas, decidió no volver a pensar en aquel chico.

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